Tras la estratosférica victoria de Muguruza frente a Halep, todo parecía de cara para el combinado español. Sin embargo emergió la figura de Irina Camila Begu, una joven de 24 años que en el día de ayer rompió a llorar en rueda de prensa por su mal encuentro ante Muguruza pero que, apenas 24 horas después, se ha erigido en la heroína del equipo rumano.

Más corazón que cabeza en la pareja española

Y es que tras ganar a Silvia Soler-Espinosa, Begu no dudó un instante en jugar el punto decisivo junto a la veterana Niculescu. La pareja española ofrecía muchas garantías; una veterana especialista en dobles como Anabel Medina, y la enrrachada Garbiñe. Hubo muchos tiras y aflojas en el encuentro, pero a nivel general se puede decir que la más inspirada fue Begu, quien no cedió su saque ni en una sola ocasión, mientras que en el equipo español Muguruza jugó con más corazón que cabeza y cuando a Anabel se le acabaron las pilas, la pareja se vino abajo.

Las rumanas no entraron en calor en el 1º set

Garbiñe estuvo muy descolocada e insegura en la red

El primer parcial fue de una igualdad absoluta. Tras un break y contrabreak, se llegó al 5-5 donde serviría Niculescu. Esta extravagante jugadora de derecha cortada y una movilidad felina, tardó en entrar en calor cuajando un primer set discreto. Esto fue aprovechado por las españolas para romperla el saque en el momento preciso y cerrar la primera manga por 7-5.

Los intercambios de fondo eran dominados por Garbiñe, que por contra, se veía algo desubicada en la red. Anabel muy dubatitativa con su servicio, pero con los esquemas tácticos muy claros, parecía sostener a la pareja española y aconsejaba a la talentosa hispanovenezolana.

Mas no se contaba con una solidez como la mostrada por Begu. Superando sus miedos, la más joven de las rumanas desplegó un juego brillante en el segundo set, muy bien secundada por las florituras de Niculescu. El segundo set se decantaba con toda justicia del lado rumano, y la grada despertaba del aparente letargo en que estaba sumida. 6-3 y espadas en todo lo alto.

No hubo color en el set definitivo

Anabel se quedó sin pilas y cometió muchos errores en la red

El tercer parcial comenzó con un juego eterno. Más de 10 minutos tardó Garbiñe en sacar adelante su juego al servicio, salvando numerosas situaciones críticas. Una vez hecho esto, las españolas parecían caminar con viento a favor pero Medina se enroscó en una espiral de errores en la volea de la que no supo salir en todo el partido restante. Con las rumanas crecidas ante el apoyo de un público muy respetuoso, Muguruza y Medina se desplomaron como si de un castillo de naipes se tratara. 6-2 fue el resultado con el que las rumanas cerraron un intenso fin de semana.

Derrota dolorosa y necesidad de reflexión

Se echó mucho en falta a Carla Suárez

El equipo español ha de estar satisfecho por el rendimiento mostrado por Garbiñe Muguruza, pero alarmado al ver que no hay alternativas de peso en el individuales ante una eventual baja de ésta o de Carla Suárez, como ocurrió en esta eliminatoria. Con Carla el combinado español puede optar a todo, pero en el momento en que haya una baja, ni Silvia Soler ni Lara Arruabarrena parecen ser capaces de competir con las mejores. Un análisis aparte merece la disciplina del dobles, donde el entendimiento y cohesión entre Anabel y Garbiñe no ha sido especialmente excelso.

España espera rival del sorteo que se celebrará mañana en Londres, para jugar una eliminatoria por la permanencia en este Grupo Mundial II. Por su parte, Rumanía intentará subir al Grupo Mundial I.