La venganza es un plato que se sirve frío. Sin embargo, sobre la tierra batida del Jockey Club Brasileiro de Río de Janeiro, David Ferrer tuvo que sudar para coronarse y vengar el orgullo de la Armada, herido tras la derrota de Rafael Nadal, su buque insignia. El italiano Fabio Fognini, claudicó 6-2, 6-3 ante el segundo cabeza de serie del torneo, del cual se despidió con el enorme honor haber puesto fin a la racha de 52 victorias consecutivas sobre arcilla del manacorí. 

Tras un comienzo plagado de imprecisiones y precipitación, Ferrer  hizo valer su condición de favorito y subió una marcha más en los compases iniciales. Fognini, acusando el cansancio de las largas horas de eliminatorias Fognini acusó en exceso el cansancio acumulado y Ferrer no perdonóprevias que acumulaba en sus piernas, cedió el servicio en su segundo turno de saque. El de Jávea mostraba su autoridad en el servicio y salió bien parado de los largos peloteos sobre la arcilla de Río.

Mala empresa para el italiano, cuyas opciones pasaban por apuntarse los puntos de modo efímero. Tras el quiebro, el español ya mandaba 4-1 en el marcador y acariciaba el primer set. Devolviendo bolas y arropado por el público, 'Ferru' minaba la moral del italiano que seguía tomando malas decisiones y estrellando la pelota en la red una y otra vez. No contento con la amplia ventaja que ostentaba, el español no vaciló y se anotó la primera manga con un severo 6-2. El italiano estaba fuera del partido y estampaba la raqueta contra el suelo.

Ferrer dejó atrás el juego conservador y mostró su versión más agresiva

Tras el cambio de set, Ferrer salió en tromba dispuesto a dilapidar el partido por la vía rápida. Atrás quedó el juego de contención que acostumbra a desplegar para dar paso a una versión más agresiva y desconocida en el de Jávea, quien llegó a incurrir en precipitación. Sin Ferrer mostró dos versiones: la conservadora y la agresiva. Ambas desquiciaron a su rival embargo, Fognini no reunía las condiciones para disputarse el cetro con el español, ni mucho menos, para arrebatárselo.

Como si de un fiel reflejo de la primera manga se tratase, David Ferrer consiguió el ansiado 'break' en el segundo turno de saque del italiano, quien terminó por entregar definitivamente el encuentro. 3-1 dominaba en la manga que finalmente terminaría por decantar el encuentro. A partir de entonces, un paseo triunfal del español, acompañado de los pitos que dedicaba el público brasileño a su rival, a quien no perdonaron su poca lucha. Fognini, con más ganas de marcharse a vestuarios que de tratar de obrar la machada, asistía impertérrito a una lección de David Ferrer que volvía a mostrar su versión original: la del frontón que lo devuelve todo y llega a lo imposible.

Con el único objetivo de no ceder su servicio, los juegos pasaban abocando el partido y el título a su final, que se vio ligeramente retrasado por un arranque de orgullo del italiano. Fognini recuperó uno de los 'breaks' y confirmó su servicio, otorgándole una nueva oportunidad al de Jávea de cerrar con su saque. Esta vez no falló. 6-2, 6-3 y un nuevo título para su palmarés. La venganza se consumó.

Un encuentro que prometía una encarnizada batalla entre dos especialistas en la superficie, terminó por ser una vana ilusión cuyo final venía rubricado de inicio. Ferrer cumplió con los pronósticos e hizo valer su condición de segundo cabeza de serie. Trinfo, título y venganza ante Fognini, verdugo de Rafa Nadal en semis, hecho nada desdeñable. Al italiano le faltó fuelle para hundir a la Armanda española donde mejor se desenvuelve, la arcilla.