Jornada espléndida para el tenis francés en el estado norteamericano de Florida. El segundo Masters 1000 de la temporada, cobijado en la paradisíaca ciudad de Miami, acogió este sábado el cierre de su segunda ronda y el preámbulo de lo que será el arranque de las hostilidades entre los favoritos, entre quienes empezarán a tener lugar los cruces directos a partir de la jornada de mañana. Para este sábado, saltaban a la pista por primera vez los tres jugadores franceses con mejor ranking en la actualidad: Jo-Wilfried Tsonga (quien volvía tras recuperarse de sus molestias físicas), Gilles Simon y Gael Monfils (haciendo lo mismo que Tsonga). Y los tres lo harían con victoria.

El primero en probar su suerte sería Gilles Simon, quizá el francés más en forma, que llegaba tras vencer en el ATP 250 de Marsella y alcanzar unos meritorios octavos de final en Indian Wells. Su rival sería el kazajo Mikhail Kukushkin, un hombre talentoso aunque irregular, propietario de un juego de fondo peligroso y potente. La pócima a emplear por parte de Simon era obvia: desgastar a su rival y sacarlo de quicio. En otras palabras, obligarlo a fallar. Y lo hizo a la perfección. El galo planeó el encuentro a medio plazo, basándose en su encomiable paciencia y su falta de necesidad por acelerar los intercambios.

El primer parcial fue un ejercicio de maestría por parte del tenista de Niza. Pese a conceder un break, Simon fue capaz de gestionar sus esfuerzos y romper hasta en dos ocasiones el servicio de un Kukushkin que no lograba penetrar la tela de araña que su contrincante iba construyendo al otro lado de la pista. 6-3 y a seguir peleando. En el segundo set, Gilles Simon ya partía con la ventaja mental de saberse por delante en el marcador. Con las cartas sobre la mesa, decidió en frío tomarse el parcial con calma. Los intercambios eran largos y en ocasiones tediosos. Finalmente, con cuatro breaks mediante, se llegó al desempate, y la inercia provocó que un Kukushkin forzando sus últimas gotas de esforzado valor, se impusiese por un apretado 7-5. 

Pero la historia acababa de terminar en ese desempate. Un Simon completamente descansado salió a la pista en el tercer set e hizo lo que dictan los cánones: barrer a su rival. Un rosco inapelable ante un Kukushkin atónito que se despedía del torneo sin apenas ser consciente de lo que estaba ocurriendo. La superioridad de Gilles Simon en la manga definitiva fue consecuencia directa de una excelente gestión física. El rival del francés en tercera ronda será el colombiano Alejandro Falla, quien se impuso por sorpresa al croata Ivo Karlovic.

Regreso progresivo

Dos tenistas a los que se esperaba con ansiedad como Jo-Wilfried Tsonga y Gael Monfils, ambos con más de un mes sin competir a sus espaldas, reaparecerían también durante la jornada del sábado. Dos hombres destinados, a diferencia de su compatriota Simon, al espectáculo tenístico. Dos jugadores que practican un tenis vistoso, agresivo, elástico y sin tapujos. Sus rivales serían Tim Smyczek y Filip Krajinovic, respectivamente, dos tenistas diferentes pero que compartirían el mismo destino: la eliminación.

Tsonga llegaba a Miami sin nada que perder pero con mucho por demostrar. Su rival, el estadounidense Tim Smyczek, parecía una buena sesión preparatoria para ir cogiendo ritmo de competición tras las molestias físicas que lo han apartado de las pistas en este inicio de 2015. La voracidad de Tsonga, lejos de su máximo esplendor, sería un escollo imposible de esquivar para el americano, quien intentó hacer servir su potencia en el saque pero finalmente sucumbiría por un marcador de 6-4, 3-6 y 6-3. 

El rival en tercera ronda del tenista de Le Mans será, curiosamente, su compatriota Gael Monfils. El parisino aterrizaba en Miami este sábado tras perderse el torneo de Indian Wells por unas pequeñas molestias físicas, y lo hacía ante una de las grandes promesas del tenis balcánico, como lo es Filip Krajinovic. El bajo nivel de Monfils y el orgullo mostrado por el serbio convirtieron al encuentro que los enfrentaba en un partido frenético, con intercambios de altísima intensidad y un marcador que terminaría resolviéndose en un ajustadísimo tie-break en el tercer set a favor del más veterano de los dos tenistas.