Dominic Thiem ya se encuentra en los cuartos de final del Masters 1000 de Miami. El tenista austríaco, actual número 52 de la ATP, obtuvo su billete para esta ronda durante esta tarde de martes, tras imponerse al verdugo de Stanislas Wawrinka, el francés Adrian Mannarino. Ambos tenistas llegaban a su duelo particular con un objetivo común: alcanzar la antepenúltima ronda de un Masters 1000 por primera vez en sus respectivas carreras. El ránking, la experiencia y el momento de forma daban como favorito al tenista galo, mientras Thiem llegaba a Miami realizando una temporada más bien discreta tras su gran segunda mitad del año anterior.

El primer parcial estuvo muy igualado, con ambos tenistas desplegando su mejor juego y entablando una batalla de golpes desde el fondo de pista verdaderamente bella por momentos. Thiem, además, supo imponer su mayor potencia con el servicio y asegurarse un enorme porcentaje de sus segundos saques, con lo que corregía los muchos primeros que enviaba fuera del cuadrilátero de servicio. Ni una sola oportunidad de break en doce sesiones de saque. La consecuencia de ello era obvia y ya inevitable: el desempate. En una zona habitualmente reservada para la frialdad mental, Dominic Thiem sacó todo su arsenal. Golpes de veterano y un aguante mental espléndido para adjudicarse la primera ventaja y tomar ventaja. Mannarino no daba crédito.

El segundo set amanecía con un color diferente. El francés lo metía todo. Con su servicio era implacable y al resto sumamente agresivo. Su golpeo de revés, limpio y dulce, tomaba veneno en el aire dificultando a Thiem mantenerse en los intercambios. Y así, finalmente, llegó la primera bola de break del encuentro. Y Mannarino no perdonó. Después, la tónica se mantuvo aunque de forma relajada. Ambos mantuvieron sus saques y el parcial murió guiado por su propia inercia interna. El francés vencía por 6-4 y el partido volvía a las tablas.

En el último y definitivo set, las cosas enloquecieron. El porcentaje de primeros saques conectados por Mannarino se desplomó, y el cansancio comenzó a hacer mella en ambos tenistas. El francés concedía a Thiem sus primeras opciones de rotura del encuentro. Perdía la primera pero se anotaba la segunda. Sin embargo, Mannarino no estaba dispuesto a irse sin pelear. Y al mínimo resquicio en el saque del austríaco atacó para volver a empatar. El marcador se colocaba en 5-5 y fallar era mortal. En ese momento, en el que la mente volvía a primar, Dominic Thiem volvió a ser superior. Cerró su saque de forma imperial y arrasó a su rival al resto, agenciándose el set y el partido de forma espectacular. Mannarino se llevaba las manos a la cara en signo de incomprensión frustrada. Thiem estaba en cuartos. Su próximo rival saldrá del partido que enfrenta a Kevin Anderson y Andy Murray.