Quizá no sea el jugador con golpes más potentes, el más elegante o el más habilidoso. Pero Andy Murray ostenta esos intangibles que diferencia a lo grandes jugadores de los mejores del mundo. Murray tiene muchos registros de juego, y sabe amoldarse perfectamente a su rival para hacerle el mayor daño posible. Thiem sufrió en sus propias carnes la habilidad camaleónica del escocés.

Thiem pecó de novato

Desborda talento por los cuatro costados este joven jugador austriaco. Con 21 años, el nacido en la localidad de Wiener Neustadt se erige en uno de los hombres llamados a revolucionar el circuito ATP. La plasticidad de sus golpes y su versatilidad, le hacen un jugador con un potencial infinito, que Murray ha sufrido durante casi 75 minutos de partidos.

Y es ese el problema de Thiem; su incapacidad de mantener su máximo nivel de juego durante mucho tiempo. No son altibajos, sino hundimientos totales los que experimenta el austriaco. Solo así se explica su mal año 2015, en el que solo había sido capaz de ganar tres partidos antes de este gran torneo de Miami.

Inicio rompedor del joven austriaco

Thiem comenzó el encuentro con gran desparpajo; repartiendo el juego con descaro desde el fondo de pista, y atacando a la perfección los cambios de ritmo y altura que proponía un Murray algo conservador. Aprovechó Thiem la única bola de break de la que dispuso en el primer set, y se hizo con el mismo acabando de manera imponente, con golpes inverosímiles con su revés. 

Cierta desesperación se adivinaba en el semblante adusto de Murray, que comenzaba a refunfuñar hacia su palco; esto forma parte de un ritual que anticipa emociones fuertes. Y es que Murray se retroalimenta de sus enfados, y es capaz de jugar su mejor tenis y buscar alternativas, sin verse cegado por el mismo. Así lo hizo ante Thiem, poniéndose el mono de trabajo y devolviendo todo lo que era posible devolver, sin renunciar a jugar profundo. Murray es perro viejo, e intuía que Thiem podría diluirse con el tiempo. Y así fue. 

Thiem se diluyó ante la solidez de Murray en el segundo set

El austriaco cayó como fruta madura. Acabó con 32 errores no forzados y 19 golpes ganadores, lejos de la estabilidad de Murray que cometió 18 errores por 17 winners. Hizo un gran esfuerzo para recuperar el break que había encajado en los primeros compases del segundo set, y cuando parecía que con 4-4 tenía el partido controlado, el mejor Murray salió a la luz. Incremento en la intensidad de piernas, algo más de potencia en sus tiros y break que, a la postre le daría el set. Fue un golpe mortal para la moral de Thiem, que comprobó cómo todo el esfuerzo y gran tenis que había desplegado, fue neutralizado en apenas dos minutos.

Murray mejora ya su resultado en Miami de 2014

Tras un tercer parcial que fue un mero trámite, y en el que Thiem solo pudo mostrar coletazos dispersos de su magnífico tenis, Andy Murray consiguió el acceso a semifinales. Saldrá muy reforzado de Miami el escocés pase lo que pase a partir de ahora, ya que el año pasado cayó en cuartos de final, por lo que se asegura el ganar puntos ya. El no tener que enfrentarse a Djokovic hasta una hipotética final, puede dar alas al jugador de Dunblane, que se verá las caras bien con Berdych o bien con Mónaco, en la penúltima ronda.