Superior. Así puede definirse a Novak Djokovic respecto al resto de jugadores del circuito; tan solo en el caso de Nadal, Federer y Murray, esa superioridad puede verse discutida, pero el serbio ostenta un repertorio de golpes y una mentalidad de campeón que le hacen crecerse ante los grandes obstáculos y mostrar un nivel de tenis al que nadie, fuera de ese selecto grupo, puede llegar. Ferrer jugó su mejor tenis, y solo le valió para hacer cosquillas a este gigante de las pistas.

Djokovic reaccionó a tiempo a un mal inicio

Ferrer saltó a pista convencido de que podía hacerlo. Venía el serbio con malas sensaciones de los partidos previos, y el de Jávea tenía la máquina bien engrasada. Con una fortaleza física espectacular y muy centrado psicológicamente, Ferrer comenzó el partido como un tiro. Djokovic veía un muro infranqueable al otro lado de pista, y acaba precipitándose y cometiendo errores tras largos peloteos.

El español llegó a dominar 4-1 y 0-30 en el primer set

Un síntoma claro de ello fueron las muchas dejadas que hizo el serbio, un recurso empleado en ocasiones a destiempo, con el único propósito de terminar el punto pronto. No veía huecos Novak y eso condujo el marcador a un prometedor 4-1 y 0-30 a favor de Ferrer. 

Pero fue en ese momento donde se comprobó que Djokovic estaba ahí para ganar el partido. Un resto fuera de David fue el inicio del resurgimiento del serbio, que incrementó la intensidad de piernas y, con ello, la velocidad de sus golpes, dando un giro de 180º al encuentro. Ferrer no bajó la guardia, y continuó practicando un gran tenis. Con 4-2 se produjo el juego decisivo de set y del partido, cuando tras varias oportunidades paraa que Ferrer se hiciera con él en más de 10 minutos de duración, Djokovic rompió el servicio.

Ferrer lo intentó todo y mantuvo un gran nivel de juego todo el encuentro

El serbio había venido para quedarse. No volvió a mostrar fisuras; dominante de fondo de pista, ya era capaz de desarbolar la defensa de Ferrer, y sus subidas a la red eran muy acertadas. La pérdida del 1º set por 7-5, no minó la moral de Ferrer que continuó batallando. 

Cedió el saque en el tercer juego del segundo parcial, en lo que parecía ya la sumisión, pero el alicantino continuó peleando, ajeno a la tortura física y psicológica a la que estaba siendo sometido. Cuando parecía que podía llevar el encuentro al tiebreak, Djokovic volvió a crecerse y rompió el servicio, imponiéndose de nuevo 7-5 y consolidando lo que todo el mundo del tenis sospecha: su superioridad.