No solo los títulos acreditan la grandeza de un jugador y su capacidad competitiva, sino también cómo se cosechan dichos títulos. Djokovic ha remado contracorriente desde el primer partido de este torneo, mostrando síntomas de cansancio tanto físico como mental. Sin embargo, la superioridad tenística del de Belgrado actualmente sobre todos sus rivales es palmaria. 

Ni los más de 30ºC y el 66% de humedad con que se desarrolló la gran final, lograron lastrar el poderío de Djokovic. Jadeante en los inicios, incómodo con el sol en contra y con la friolera de 12 errores no forzados en los primeros 7 juegos  del encuentro, Djokovic se las apañó para que Murray no pusiera tierra de por medio. Ambos parecían más ocupados en alejar las dudas de su propia mente, que de enfrentarse al rival. 

Partido de mucho desgaste

1º set definido en un tiebreak en el que Murray se arrugó

Largos peloteos marcaron un partido que fue una montaña rusa. Vaivenes de uno y otro lado, que tras dos roturas de saque de cada uno, condujeron un maratoniano 1º parcial al tiebreak. En ese terreno fangoso en el que las emociones juegan un papel preponderante, surgió el espíritu competitivo, el alma de ganador que acompaña a Djokovic en todas sus apariciones en pista. Dos errores infantiles de derecha y una doble falta, condenaron al escocés a irse por detrás en el marcador.

Ambos se conocen muy bien, y esto dio lugar a pocas variantes tácticas. Djokovic intentó ganar la red en numerosas ocasiones, pero a medida que avanzaba el partido sus apariciones en la misma fueron más esporádicas. La final transcurría por los cauces de la máxima igualdad; más seguro con su servicio, Murray salió airoso de ciertas escaramuzas traducidas en 4 bolas de break para el serbio, que se fueron al limbo.

Murray aprovechó un despiste monumental del serbio en el 9º juego del 2º set

Llegados al noveno juego, se le vieron las vestiduras a Djokovic. El serbio mostró su lado más humano, cediendo el servicio en blanco ante un Murray que leyó a la perfección la situación, y apostó por el juego al contraataque en el que tan cómodo se siente. 6-4 y el escocés en efervescencia.

Djokovic, reacción de campeón en el 3º set

Pero solo fue un espejismo. Le ocurrió a Klizan, le ocurrió a Dolgopolov y le ha ocurido a Murray. Ganar un set a Djokovic en Miami ha significado despertar a la fiera; el escocés experimentó una ligerísima relajación, preparándose para lo que se presumía una dura batalla en el 3º set. Pero no hubo lugar para ello; esta relajación le costó muy cara al de Dunblane, que vio cómo la figura de Djokovic se agigantaba y le infringía un doloroso 6-0.

El serbio se erige en el gran dominador del circuito

El encuentro muestra a las claras la única conclusión que puede extraerse tras los primeros meses de competición: Djokovic es el mejor. No hay discusión; tan solo Federer ha logrado poner en entredicho esta condición del serbio, que atesora en sus vitrinas los tres grandes títulos disputados hasta el momento en 2015. Tendrá que seguir trabajando Murray para convertirse en una alternativa real al de Belgrado; la buena noticia para él, es que en Miami ha estado más cerca que en las anteriores citas. Mientras otros mejoran, Djokovic reta a la historia del tenis mundial. El serbio solo conjuga el verbo ganar.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.