Novak Djokovic sigue imponiendo su dictadura en el mundo del tenis sin que nadie sea capaz de derrocarle en su trono mundial. El serbio, sobre la arcilla de Montecarlo, ha conquistado su tercer Masters 1000 de la temporada -de tres que ha disputado- tras doblegar al checo Berdych por 7-5, 4-6 y 6-3 en dos horas y 42 minutos. Inmerso en el mejor momento de su trayectoria, el hambre de títulos del balcánico no cesa y parece, por momentos, que solo compite contra sí mismo. Después de coronarse en el principado de Mónaco, el de Belgrado se erige, de forma incontestable, como el rey del mundo.

En lo que va de 2015, Novak Djokovic ha conquistado todos los títulos de Masters 1000 (Indian Wells, Miami y Mónaco) y Grand Slam (Abierto de Australia) que ha disputado y Hasta que alguien diga lo contrario, 2015 es el año de Novak Djokovic. Se suceden los aspirantes y los torneos pero el serbio sigue sin encontrar un rival a la altura que le discuta un título. Después de proclamarse campeón en el Abierto de Australia y en los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, el de Belgrado llegaba al principado de Mónaco con la vitola de favorito indiscutible para conquistar su segunda corona allí después de la cosechada en 2013.

Perdonar a Nole, sinónimo de derrota

Tras el partido de semifinales en el que Djokovic tuvo que lidiar contra Rafael Nadal, Novak alzaba los brazos como si ya se hubiera proclamado campeón, a pesar de que le quedaba una dura batalla por delante. El hecho de haber tumbado la octacampeón, le pasó factura en los primeros compases de la final. Con la sensación de haber salido de vestuarios dispuesto a disfrutar de un paseo militar ante Berdych, el serbio firmó un frío inicio y se vio sorprendido a las primeras de cambios.

Djokovic pareció creer que era campeón antes de saltar a la pista. Salió relajado, y cedió con su servicio En el primer juego del partido, Tomas Berdych golpeaba primero y quebraba el servicio del balcánico, quien ganó el sorteo y decidió arrancar sacando. Craso error, respondía el checo, muy sólido desde la línea de fondo, sin hacer miramientos hacia el reval que tenía en frente.

Tras la confirmación del break del checo, Djokovic se encontraba 2-0 abajo y parecía saltar como un resorte. Poco a poco fue carburando y encontrando su ritmo: los peloteos se sucedían y comenzaban a caer de su lado. Berdych, sin embargo, se fue diluyendo y solo respiraba con puntos cortos, apoyado en su poderoso servicio

Pero tras unos primeros juegos de tanteo, la bestia despertó y los nervios se apoderaron de Tomas Berdych. El checo, tratando de apurar al máximo para adjudicarse los puntos, mandaba al pasillo cuatro derechas consecutivas, entregando su servicio a  un Novak Djokovic que ya empezaba a mostrar los colmillos. 

En un visto y no visto, Djokovic encadenó cuatro juegos consecutivos que le hacían acariciar el set con 5-3. Berdych seguía cometiendo demasiados errores no forzados y veía impotente como estaba al borde de desaprovechar una oportuidad de oro para adjudicarse la primera manga de la final.

Berdych redujo distancias defendiéndose con su servicio y cediéndole el testigo a Djokovic, que cuando servía para cerrar el set, fue asaltado por las dudas de manera inexplicable. Cuando se Con servicio para cerrar el set, Djokovic cedió su saque por un grito del público que desconcentró al serbiodispuso a sacar para levantar bola de break, un grito del público le hizo perder la concentración en el momento más inesperado. Un aliado inesperado para el checo le devolvió las esperanzas de la manera más manera más fea posible.

Sin embargo, la provocación enfureció al serbio que, ahora sí, se mostró implacable y sin piedad hacia el checo. En cuanto se encontró con las primeras oportunidades de set, sacó su versión más segura para amarrar la primera manga. Tras dos bolas de break levantadas con dos grandes servicio de Berdych, a la tercera fue la vencida. 7-5 se anotaba el serbio al primera manga tras comenzar abajo y dubitativo. 

La lluvia se alía con Berdych

Comenzaba el segundo set y los nubarrones se arromilanaban peligrosamente sobre la pista central del Monte-Carlo Rolex Masters. Cuando Novak Djokovic mandaba 3-2 en el parcial, después de que el serbio levantase tres bolas de break, el partido se vio abocado a una suspensión momentánea que también, al igual que aquel espectador, parecían aliarse con Tomas Berdych en su afán por derrocar al número 1. Los elementos humanizaron al balcánico.

Cuando mejor se encontraba Djokovic, la lluvia obligó a detener, momentáneamente, el encuentroTras la reanudación, frío como al inicio del encuentro, Djokovic cedió su servicio. Tomas Berdych había saltado a la cancha con las ideas claras, sopesando los errores que le habían condenado en la primera manga y con nuevas soluciones para revocar la situación.

Atónito, sin soluciones, Djokovic veía impertérrito como se le escapaba la manga que podía darle el título. Tomas Berdych se anotaba 6-4 el segundo set e igualaba las tornas. El parón metereológico, le hizo un flaco favor al serbio cuando mejor se encontraba. Con aires renovados y en un visto y no visto, el checo humanizaba al número 1 y le mandaba un severo aviso.

Djokovic, harto de guerrear, pone la directa

Pero el número es demasiado para cualquiera. No admite réplicas de nadie, por muy bien que éste haga las cosas, él siempre tendrá una versión que las mejore. Ofuscado con el mundo, compitiendo contra sí mismo, el serbio sacó su versión más temible para prolongar su reinado, reclamando una tierra en la cual, hasta ahora con permiso de Nadal, no ejercía jurisdicción.

Un parcial de 4-0 al comienzo del último set, terminó por sepultar las opciones de un impotente Tomas BerdychCon un arranque demoledor en el que se firmó un parcial de 4-0, la final quedaba abocada a una historia cuyo final se conocía desde antes incluso de que se disputase. Ahora era Berdych el invitado de lujo a una nueva lección tenística de una bestia que busca batir todos los récords.

Tras hacer los deberes de manera precoz, el set moría cómo y cuándo quiso Djokovic, dando por zanjada una batalla desequilibrada como la que libra un Dios contra un mortal, un checo que tuvo la mala fortuna de cometer 50 errores no forzados. Una cifra demasiado alta cuando compites contra un auténtico fuera de serie  

Ese mortal, Tomas Berdych, vio por enésima ocasión como la gloria se le escapa de los dedos. Muchos años en la élite del tenis mundial, pero pocos grandes éxitos son brillan en su trayectoria. El checo despedía su tercera final del curso sin haber levantado ningún título en este 2015, pero colocándose con el segundo mejor balance en 'race to London': 27 victorias por tan solo siete derrotas. 

Djokovic consigue así su 23º título Masters 1000, igualando a Roger Federer y acechando los 27 de Rafael NadalAl otro lado de la cancha, todo lo contrario. El enésimo capítulo de la superioridad del número 1, que levantó sobre la arcilla monagesca su 23º título de categoría Masters 1000, igualando la cifra cosechada por Roger Federer y acechando los 27 que atesora Rafael Nadal.

Y es que es que Djokovic parece dispuesto a batir todos los récords en este 2015, año en el que ha levantado el Grand Slam y todos los Masters 1000 que ha disputado. Y más allá de los números, la conquista de Montecarlo, tras derrocar al rey Nadal de la tierra en semifinales, supone la ampliación de la soberanía que ejerce el balcánico en un territorio que hasta este fin de semana, estaba reservado para el español. Novak Djokovic, príncipe en Mónaco, rey del mundo.