Si se habla de ídolos locales en Barcelona, es imposible no introducir a Albert Montañés en la lista. El veterano jugador nacido en Sant Carles de la Ràpita lleva más de una década codeándose con los mejores y su capacidad de brega sobre la arcilla hace tiempo que dejó de ser menospreciada por sus adversarios. Como cada año, Montañés se disponía a realizar su debut en el Open Banc Sabadell, conocido en el argot popular como Conde de Godó. Su rival en primera ronda sería el lituano Ricardas Berankis, un tenista caracterizado por su irregularidad pero, al igual que todos los jugadores de su condición, impredecible a partido único. 

El encuentro comenzó de forma aplastante por parte del tenista báltico. Berankis no tardó en adueñarse del marcador con uno y hasta dos breaks que no hacían más que reafirmar en el electrónico lo que se estaba viendo sobre la pista. Su derecha, cargada de peso y profundidad, lamía una y otra vez las líneas del lado de un Montañés que veía, impertérrito, cómo su rival se crecía más y más y los golpes empezaban a entrarle de todas las formas posibles. En consonancia con ello, el lituano cerraba un primer set de ensueño con un brutal 6-1 que arrinconaba a Montañés en apenas 25 minutos de partido. Sin embargo, si había algo que marcaba las diferencias sobre el polvo de ladrillo no era el marcador, sino las sensaciones que ambos estaban transmitiendo.

Asumiendo el papel de héroe

Pese al vendaval que se le venía encima, Albert Montañés fue capaz de mantener la calma en todo momento, perfectamente consciente de que su rival cometería, antes o después, una imprudencia que supusisese un punto de inflexión en el partido. Al comienzo del segundo parcial, el encuentro se trabó considerablemente. Los dos jugadores comenzaron a cometer numerosos errores no forzados, mientras ambos lograban, de una manera u otra, mantener sus servicios pese al bajo rendimiento mostrado. En su cabeza, Montañés buscaba el momento para asestar un hachazo al servicio de Berankis

Con el lituano sirviendo con porcentajes bajísimos de primer saque, finalmente el tenista tarraconense afincado en Barcelona logró penetrar por primera vez en el encuentro en el servicio de su adversario. Lo hizo en el momento clave, con el marcador encallado en un 5-4 a su favor y con Berankis cometiendo dos dobles faltas consecutivas que lo arrastraban, inequívocamente, a un tercer set que ya asomaba su hocico en el horizonte. El tenista nacido en Vilnius se golpeaba con la raqueta en la cabeza y se lamentaba, cada vez de forma más expresiva, por haber perdido su ventaja en el marcador.

De ahí en adelante todo era incierto. Con Montañés, a priori, en un estado superior de moral, Berankis sorprendió y arrancó el tercer parcial rompiendo el saque de su rival y colocándose con un 2-0 que lo arcercaba, de nuevo, a una victoria que seguiría escapándosele entre los dedos de la mano. El set transcurrió con relativa normalidad. Ambos mantenían sus saques y, mientras el catalán seguía con la pulcra línea recta de su juego, el lituano alternaba golpes de magia con errores inexplicables. Unos errores que, finalmente, le harían desvanecerse en el encuentro.

Con 5-4 y saque para ganar para Berankis, Montañés tenía claro que era el ahora o nunca, el momento en el que es preciso tomar la decisión de dejarlo todo sobre la pista ante la perspectiva de la derrota. Y así fue. Berankis volvió a desesperarse y a conceder un nuevo break que lo sumía en la más profunda desconcentración. En realidad, el partido terminaba justo en ese instante. Pese a todo, el lituano todavía tuvo tiempo para desperdiciar oportunidades de pelear por la victoria. Lo hizo con 5-6 en el marcador y saque para forzar el tie-break, cuando, después de salvar dos pelotas de partido, desperdició una ventaja con dobles faltas y errores no forzados y acabó entregando el partido a su rival.

De esta forma, Montañés conseguía su automática clasificación para la segunda ronda del Open Banc Sabadell, un ATP 500 que no deja indiferente a nadie. Su rival en esta fase del torneo será su compatriota David Ferrer, exento en primera ronda y que constituye una de las mayores amenazas y de los grandes favoritos para alzarse con el trofeo.