Imparable. Así se mostró una vez más Kei Nishikori, en su encuentro de octavos final contra Giraldo. No es nada extraño ver disfrutar a japoneses en Barcelona, pero dicho disfrute suele estar asociado a cámaras fotográficas y souvenirs, no a raquetas de tenis. Sin embargo, Nishikori mima su arma de trabajo con celo, y golpea con fluidez una pelota que se muestra sumisa a sus deseos sobre la tierra batida del Real Club de Tenis Barcelona.
Superioridad manifiesta de Nishikori
Cuando aún se estaba desembarazando del sueño matinal el colombiano Santiago Giraldo, ya campeaba en el marcador una clara ventaja para el jugador nipón. Salió en tromba Nishikori, decidido a revalidar el título cosechado el año pasado, y para lo cual está haciendo méritos en lo que va de torneo.
No es Giraldo un rival cómodo, y menos en tierra batida, pero desde la primera pelota, se vio que ésa no era su mañana. Repartiendo el juego con maestría, Nishikori no estuvo fino con su servicio en el primer set, concediendo siete bolas de break, de las cuales solo pudo aprovechar una el colombiano. Pero al resto, se mostraba inconmensurable. No era capaz de dominar el punto Giraldo, refugiado tras la línea de fondo ante las embestidas de su rival.
Perfección absoluta del japonés en el segundo parcial
Tras un set de tomas y dacas, Nishikori se impuso 6-2, y ganó la confianza necesaria para alcanzar la excelencia en su juego. Y es que el segundo parcial fue una auténtica exhibición de poderío, por parte del nipón, quien no dio ninguna posibilidad a Giraldo. 6-1 terminó el encuentro, con un Nishikori preparado para futuras batallas.
Bautista intentará resarcirse de su derrota con el japonés el año pasado
La primera de ellas se producirá en la jornada del viernes, contra Roberto Bautista. Da la casualidad de que el único enfrentamiento que se ha producido entre ambos, fue el año pasado también en Barcelona, pero en octavos de final. Nishikori derrotó por 6-1 4-6 6-3 al castellonense, por lo que se prevee un duelo muy igualado y emocionante de cara a mañana.