Rafael Nadal ya está en cuartos, tras deslumbrar al mundo del tenis con un partido que podría definirse como perfecto.

Partido histórico

Cuando Rafael Nadal y John Isner saltaban a la pista, ninguno de los miles de aficionados que poblaban las gradas de la Centrale podía imaginar que estaba a punto de asistir a un partido histórico. Histórico no porque se haya visto un juego brillante o porque se tratase de un partido enormente trascendental, sino porque Rafael Nadal ha conseguido algo que parecía imposible: completar un partido entero sin fallar. En la hora y 19 minutos que duró el partido, el balear Ni un solo error forzado con la bola en juegosolo cometió tres errores no forzados, tres dobles faltas, lo que quiere decir que Rafa no cometió ni un solo error no forzado con la bola en juego.

Isner, saque y poco más

Ante semejante vendaval, Isner solo pudo ser un privilegiado espectador de la hazaña de Rafa. El cañonero americano no tuvo su día, ni siquiera con el saque. John fue un simple juguete en manos de un Nadal que disfrazado de Daniel Barenboim dirigió el partido a su antojo.

Dos despistes de Isner con su servicio bastaron al español para conseguir dos breaks definitivos, uno en cada set, y es que al resto el juego del gigante americano fue completamente nulo.

Hasta ahora, con cada victoria, Rafa se acercaba más y más a su mejor nivel. Hoy podemos decir que el de Manacor ha alcanzado ese nivel, y no cabe duda de que deberá mantenerlo si quiere plantar cara en Roma y, sobre todo, en París al indiscutible número 1: Novak Djokovic. En cuartos de final Nadal espera ya al ganador del choque entre Stan Wawrinka y Dominic Thiem.