Después de aquel duro día en los cuartos de final de Roland Garros. Estas dos grandes tenistas, volvían a verse las caras en una pista compuesta de arcilla. En esta ocasión, el estado anímico era totalmente opuesto. Carla llegaba tras hacer un muy buen comienzo de temporada llegando a entrar en el top ten por primera vez en su carrera. Por su parte, la temporada de Eugenie no estaba siendo la mejor después del gran pasado año.

Eugenie, capaz de lo mejor y de lo peor

Sin aún estar jugando al 100%, Eugenie tuvo muchos errores con su raqueta intentando encontrar el golpe ganador sin trabajar el punto. Carla lo aprovechó únicamente metiendo la bola sobre la pista y se llevó la primera rotura del partido. Sin embargo, la canadiense poco a poco se fue centrando siendo más constante en cada intercambio. Eso le permitió poner en dudas a su oponente y gracias al acierto consiguió empatar el encuentro.

La cabeza de serie número seis era la que llevaba la dinámica en la pista Grandstand tanto para lo bueno como para lo malo. En algún punto era capaz de encontrar un ángulo impensable y en otro momento fallaba una derecha clara ante la red. Carla, que intentaba hacer su tenis siendo regular pero sin ser tan eficaz por la irregularidad de su rival, tuvo la opción de sacar con 5-4 para llevarse el set. No obstante, Bouchard salvó las bolas de break y fue ella quien realizó el juego.

El penúltimo juego del set fue bastante duro, ya que se pasó de los seis minutos. Carla salvó su servicio obteniendo el tie-break. En aquella muerte súbita, la canadiense fue mucho más, estuvo más agresiva y se aprovechó del segundo servicio de la española, donde se ponía a dominar dentro de pista. El resultado final del parcial fue de 7-6 con un contundente 7-2.

El saque no es un arma letal

En el segundo set, los servicios no estaban siendo tan protagonistas como en la primer manga. Había muchos más errores, pero nadie se colocaba como patrón del encuentro. Dos roturas para cada jugadora hicieron que el público vibrara y que el espectáculo fuera mayor cuando llegaron a empatar a cuatro.

El siguiente juego volvió a ser malo para la número 10 del mundo con el saque. Estaba jugando con segundos servicios y eso la canadiense lo aprovechaba. Aun así, habiendo perdido el servicio, Carla Suárez no se quería despedir de Roma sin luchar hasta el último instante. Gracias a ese espíritu de lucha, no dejó que Eugenie se llevara el partido en ese turno de servicio.

Después, Carla fue la que aprovechó su oportunidad al resto. Teniendo el partido prácticamente perdido, lucho como una gladiadora y rompió el saque en la primera opción de set que tuvo. Le sirvió terminar ganando por 7-5.

La batalla continuó en el último y definitivo parcial. Eugenie fue quien abrió la brecha pero sin que le durara mucho. Al igual que en el segundo set, los saques no mandaban y la emoción era constante. Sobre todo para el público presente, ya que para las jugadoras era un manojo de nervios.

Eugenie volvió a sacar en dos ocasiones más para llevarse el partido, pero Carla, con garra y casta, lo impidió. Finalmente, fue la española quien se hizo con el partido, devolviendo la moneda a la canadiense, ya que se impuso en la muerte súbita.

Con esta victoria, la española llega al rango más alto en este torneo. En las dos anteriores ediciones no pudo pasar de los cuartos de final y este año para llegar a la penúltima ronda deberá vencer a la que gane entre Petra Kvitova y Jelena Jankovic.