Las horas comienzan a agotarse. Una nueva edición del Grand Slam francés está a punto de arrancar. Roland Garros está a la vuelta de la esquina. Los aficionados que vestirán de azul, blanco y rojo las gradas de la Philippe Chartrier, la Suzanne Lenglen y sus asociadas empiezan a aclararse las gargantas. Pronto tocará volver a intentar alzar a los tenistas locales hacia el trono. Un trono que se mantiene distante, meramente utópico, desde hace ya 32 años. Lejos de las vitrinas francesas desde que un joven Yannick Noah repleto de excentricidad lograba batir a Mats Wilander en una final histórica allá por 1983 y quedarse con el trofeo más ansiado para cualquier tenista galo.

Desde aquella fecha, ningún tenista nacido en territorio francés ha conseguido imponerse en el torneo con el que sueña todo aquel que procede del país que otrora fue cuna de la Ilustración, el impresionismo o el surrealismo, entre una enorme cantidad de movimientos socioculturales. Henri Leconte estuvo cerca de lograrlo en 1988, pero cayó en la final ante el propio Wilander. Desde entonces, nadie ha logrado llegar a la final. Cédric Pioline lo intentó a comienzos de los 90 sin éxito, siendo las semifinales el punto máximo al que logró llegar. Lo mismo le ocurrió a Sébastian Grosjean una década después. A lo largo de los últimos años, Gaël Monfils (2008) y Jo-Wilfried Tsonga (2013), con una presencia en semifinales cada uno, han sido los máximos aspirantes galos al título. Roger Federer y David Ferrer acabaron, respectivamente, con la voluntad de ambos tenistas de alcanzar la final.

En esta nueva edición del campeonato francés, nada menos que catorce soldados galos se presentan en el cuadro principal dispuestos a librar la batalla más intensa de sus temporadas. Catorce tenistas franceses entre los que brillan los ya citados Gaël Monfils y Jo-Wilfried Tsonga, por ser los que mejor se desenvuelven sobre tierra batida, además de Gilles Simon y Richard Gasquet. Jugadores jóvenes y veteranos, todos ellos dispuestos a darlo todo sobre la arcilla parisina. Tras ellos, uno de los públicos más fieles de todo el circuito, que volverá a apretar al máximo un año más, en busca de ese sucesor al trono que Yannick Noah dejó libre más de tres décadas atrás.

Gaël Monfils: el héroe prometido

Gaël Monfils es un jugador especial. Su irregularidad, su excéntrico sentido del espectáculo y sus imparables rachas lo convierten en uno de los tenistas más queridos por el público francés. Desde que debutó en Roland Garros en 2005, cuando apenas tenía 18 años, sus actuaciones en el segundo Grand Slam del año han sido siempre notables. Después de alcanzar unos meritorios octavos de final en 2006, su explosión llegaría dos años después, en 2008, cuando alcanzaba unas impresionantes semifinales a sus 21 años de edad, siendo derrotado por Roger Federer en un disputado encuentro. Su proyección en aquel momento parecía difícilmente cuantificable, pero actualmente aquel sigue siendo su mejor resultado en el campeonato francés.

En tres ocasiones ha alcanzado Monfils los cuartos de final de Roland Garros: 2009, 2011 y 2014. Después de estar ausente en el año 2012 por una gravísima lesión que a punto estuvo de terminar con su carrera deportiva, LaMonf volvió un año más tarde, rozando los últimos puestos del top 100 en el ránking, para cargarse a todo un top ten como Tomas Berdych en la primera ronda del torneo en un encuentro que duró más de cuatro horas. Las actuaciones de Monfils sobre la tierra parisina pasan por haber sido las mejores de su carrera deportiva. Una carrera que no ha llegado a ser lo que prometía pero que, pese a todo, lo ha llevado a ser el número 7 del ránking ATP y a ganar 5 títulos en el circuito (una cifra baja si se tiene en cuenta que ha disputado hasta 22 finales).

En este 2015, Monfils ha recuperado su mejor forma, colocándose entre los 10 mejores tenistas del año en la ATP Race. Sus tres mejores resultados del año han sido en torneos disputados en su país natal. En el ATP 250 de Montpellier, allá por febrero, alcanzó las semifinales, donde caería ante su compatriota Richard Gasquet. Algo más lejos llegaría en Marsella, donde sería Gilles Simon quien lo vencería en el tie-break del tercer set de la final. Finalmente, hace apenas un mes, Monfils alcanzó las semifinales del ATP Masters 1000 de Montecarlo tras aplastar en su camino a Roger Federer y Grigor Dimitrov.

El propio tenista suizo será el mayor escollo de Monfils en su camino hacia las rondas finales de Roland Garros. Monfils realizará su debut en esta edición del Grand Slam parisino ante su compatriota Édouard Roger-Vasselin, quien disputará el torneo gracias a una Wild-Card. Su teórico primer rival de entidad sería el uruguayo Pablo Cuevas en tercera ronda, enfrentándose a Roger Federer en octavos en caso de avanzar hasta esta ronda. En caso de vencer al suizo, las opciones de Monfils de alcanzar la final del torneo serían mayores que nunca, ya que el parisino evitaría a Novak Djokovic, Rafael Nadal y Andy Murray hasta el último partido.

Jo-Wilfried Tsonga: un alma impredecible

No está siendo el mejor año de Jo-Wilfried Tsonga. El explosivo tenista de Le Mans debe nada menos que la mitad de sus puntos en el ránking a su sorprendente y espectacular triunfo en el ATP Masters 1000 de Toronto del año pasado. Al igual que ocurre con Monfils, intentar predecir cuál será el rendimiento de Tsonga en un torneo es algo cercano a una quimera, especialmente a lo largo de los últimos años. Desde que alcanzase el top five del ránking en 2012, el francés ha padecido una irregularidad brutal que no le ha permitido asentarse en ningún momento.

Tsonga debutó en Roland Garros con una Wild-Card en 2005, cayendo en primera ronda. Ya asentado en el circuito, volvió al torneo en 2009, alcanzando unos octavos de final contra los que se estrellaría también al año siguiente, y retrocediendo un paso en 2011 al perder en tercera ronda. Unos cuartos de final logrados en 2012 y, sobre todo, las semifinales de 2013 tras derrotar a Roger Federer en cuartos, son sus mejores resultados en París hasta el momento, y parece difícil que, al menos de momento, logre repetir aquellas actuaciones.

El año de Tsonga está siendo un absoluto desastre. Después de ganar el citado Masters 1000 de Toronto en agosto de 2014, en el que derrotó a Djokovic, Murray, Dimitrov y Federer de forma consecutiva, el carismático tenista galo no ha dejado de caer en picado, siendo incapaz de avanzar más allá de los octavos de final en ningún torneo durante el presente curso. Habiendo disputado sólo cinco torneos debido a sus problemas físicos, la mejor victoria conseguida por Tsonga este año fue conseguida en la segunda ronda de Montecarlo ante David Goffin, para caer posteriormente en octavos ante el croata Marin Cilic.

En Roland Garros, el cuadro de Tsonga no será complicado, al menos, para alcanzar la tercera ronda sin complicaciones. Un enfrentamiento de primera fase ante el Wild-Card sueco Christian Lindell le otorga un claro favoritismo, mientras que para la segunda ronda lo espera el ganador del duelo entre el kazajo Mikhail Kukushkin y el israelí Dudi Sela. La cosa se complicaría en una teórica tercera ronda ante el alemán Philipp Kohlschreiber, un tenista de calidad que podría buscar las cosquillas a Tsonga, pese a que el francés mantendría su condición de favorito. Unos octavos de final ante el sumamente regular Tomas Berdych se convierten, sin embargo, en un escollo que difícilmente el Tsonga de 2015 podrá esquivar. Pese a todo, en Roland Garros nunca se sabe. El público ya aupó a Monfils ante el checo hace dos años, con lo que descartar a Ali en esta tesitura sería un craso error.

Gilles Simon: el espíritu del contraataque

Gilles Simon ha sido, sin duda alguna, el tenista francés más regular de la última década. Bailando siempre entre el puesto 10 y el 20 del ránking (con varias incursiones en el top ten), el menudo tenista de Niza ha demostrado que es un rival incómodo para cualquier jugador. A sus 30 años, Simon ha comenzado a sufrir los efectos de la edad y su físico se ha tornado más frágil, impidiéndole rendir al máximo a lo largo de los últimos dos meses. Molestias cervicales lo han obligado a borrarse del cuadro de Niza, su ciudad natal, esta semana, donde partía como primer cabeza de serie. La forma en la que llegará a Roland Garros es una incógnita.

Simon es un tenista muy diferente a todos sus compatriotas, por lo general apocados y arriesgados al máximo nivel. Gilou es un jugador que emplea el contraataque como su arma principal, y si bien es un tenista de carácter primariamente defensivo, lo cierto es que la tierra batida no es en absoluto su hábitat natural. Simon prefiere desenvolverse en pistas más rápidas, donde aprovechar la velocidad del golpeo del rival es más factible. Su regularidad y su enorme estabilidad mental le han permitido escalar hasta el sexto puesto del ránking y sumar nada menos que doce títulos ATP, la cifra más alta para cualquier jugador francés en activo, sólo igualada por Richard Gasquet. Actualmente, Simon continúa siendo el francés mejor situado en el ránking, ocupando la decimotercera plaza del mismo.

Simon buscará imponerse a sus problemas físicos en París (Foto: ATP Masters 1000 Montecarlo).

A diferencia de lo que ocurre con Monfils y Tsonga, la capacidad de sorpresa de Gilles Simon no es elevada, con lo que su rendimiento en Roland Garros se ha mantenido estable a lo largo de los años. En sus últimas cinco participaciones, el jugador de Niza ha caído en tercera ronda en tres ocasiones y en octavos de final las dos restantes, siendo 2011 y 2013 los años de sus mejores actuaciones, cayendo respectivamente ante Robin Söderling y Roger Federer. En el último caso, Simon estuvo a punto de desbancar al suizo en un maratoniano encuentro a cinco sets en el que llegó a dominar por dos parciales a uno. Finalmente sería Tsonga quien aplastaría a Federer dos días después.

Durante este año, el nivel de Gilles Simon se ha mantenido estable, como es habitual. Su mejor mes fue febrero, cuando logró alcanzar las semifinales de Rotterdam tras imponerse a Andy Murray y, una semana después, llevarse el título en Marsella después de imponerse a Monfils en una bonita y disputada final. Posteriormente, Simon ha alcanzado respectivos octavos de final en Indian Wells, Miami y Montecarlo para que, posteriormente, los problemas cervicales le impidieran presentarse en Madrid y forzaran su retirada la pasada semana en Roma ante Dominic Thiem.

En este Roland Garros, más allá de su impredecible condición física, el cuadro de Simon es ciertamente factible para alcanzar una ronda notable. Gracias a su buena posición en el ránking, podrá abrir el torneo ante la gran promesa francesa, el Wild-Card Lucas Pouille, mientras que dos tenistas potentes pero sumamente inestables como Martin Klizan y Ernests Gulbis lo esperarían en unas hipotéticas segunda y tercera ronda del torneo. Dos jugadores a los que Simon podría inducir perfectamente al descontrol con su juego desquiciante. Un Stanislas Wawrinka lejos de estar en su mejor momento sería su teórico rival en octavos de final, mientras que otro suizo, Roger Federer, sería su adversario en caso de que lograse realizar la mejor participación de su carrera y se presentase en cuartos.

Richard Gasquet: la luz en la tormenta

Si hay un tenista que brilla técnicamente sobre todos los demás en la presente generación del tenis francés, ese es Richard Gasquet. Un tenista llamado a todo y que, finalmente, se ha quedado muy lejos de sus pretensiones, pero que continúa siendo un rival temible para cualquier miembro del circuito ATP. Un jugador que posee uno de los reveses a una mano más elegantes y efectivos del circuito y que, sin embargo, tampoco ha encontrado en Roland Garros ese hogar tenístico que se presume para todos los tenistas franceses.

Richard Gasquet fue el niño maravilla francés por excelencia. Su debut en Roland Garros tuvo lugar en 2002, cuando contaba con la cortísima edad de 15 años. En Francia el público se maravillaba con su tenis. En cierto sentido su caso es similar al de Monfils, aunque maximizado. Gasquet era el futuro número uno del mundo por antonomasia. Nadie esperaba que su gran rival en categoría júnior, aquel tenista español claramente inferior técnicamente llamado Rafael Nadal, acabaría siendo una leyenda océanos por encima de él. Tres presencias consecutivas en octavos de final entre 2011 y 2013 han sido los mejores resultados en Roland Garros para un Richard Gasquet que ya ha sido doble semifinalista en Grand Slam, en Wimbledon 2007 y US Open 2013.

El curso de Richard Gasquet ha estado lleno de altibajos. El tenista de Béziers es el francés con más títulos esta temporada (venció en Montpellier y Estoril), aunque también se vio obligado a pasar mes y medio entre marzo y abril fuera de las pistas debido a una lesión. Más allá de sus dos triunfos, no ha conseguido grandes gestas este año, siendo dos cuartos de final en Doha y Dubai sus mejores resultados al margen. En los grandes torneos tampoco ha brillado demasiado, cayendo en tercera ronda en Australia ante Kevin Anderson y sin llegar a octavos en ningún Masters 1000.

En Roland Garros, su objetivo principal será alcanzar de nuevo la ronda de octavos de final, en la que, salvo sorpresa mayúscula, se vería las caras con el serbio Novak Djokovic, al cual parece difícil que Gasquet pueda batir sobre tierra en un encuentro a cinco sets. Antes de ello tendría que zafarse del belga Germain Gigounon en primera ronda, del ganador del Marchenko-Berlocq a continuación y, en la tercera fase del torneo, imponerse a su verdugo en Australia, el sudafricano Kevin Anderson (en caso de que éste no caiga con anterioridad).

Secuaces de calidad

Este año Roland Garros no podrá contar con Julien Benneteau, uno de los fijos en la última década y de los mejores tenistas franceses de la actualidad. Los problemas físicos le impedirán encabezar una segunda línea que, sin embargo, se verá bien representada. Además de los cuatro grandes del tenis francés, hasta diez tenistas buscarán acompañarlos y realizar un papel más que digno en el torneo al que aspiran llegar desde pequeños. El torneo francés por excelencia. Diez peones que serán rivales incómodos para cualquier rival.

De esos diez destacan dos tenistas por encima de los demás: Adrian Mannarino y Jérémy Chardy. Mannarino, que empezó este año jugando Challengers, jugará por primera vez como cabeza de serie en Roland Garros, tras haber conseguido en Auckland alcanzar la primera final de su carrera deportiva y haber firmado unos más que dignos octavos de final en dos Masters 1000 como Indian Wells y Miami. Su temporada de tierra, algo inferior en nivel, no le ha impedido llegar a junio rozando el top 30 del ránking ATP. Mannarino debutará ante un veterano como Jurgen Melzer y su ambición es alcanzar una tercera ronda en la que se vería las caras, teóricamente, con Rafael Nadal.

Por su parte, Jérémy Chardy ya sabe lo que es alcanzar los octavos de final en París. El potente tenista natural de Pau, que no vive el mejor momento de su carrera, debutará ante el alemán procedente de la previa Michael Berrer, mientras que su hipotético adversario en la segunda sería el norteamericano John Isner, un tenista al que podría plantar cara. De su capacidad para superarse a sí mismo y romper sus propias barreras mentales dependerá el alcance de su desempeño sobre la arcilla parisina.

Un tenista en el que el público francés tiene todavía puestas muchas esperanzas es el tremendamente irregular Benoît Paire, semifinalista en 2013 en el Masters 1000 de Roma y que no ha logrado dar continuidad a su meteórico ascenso. Su extraordinario talento se ha visto, a menudo, parado en seco por su inestabilidad y su falta de solidez mental. En Roland Garros tendrá una nueva oportunidad para reivindicarse, debutando ante el qualy portugués Gastao Elias y con otro tenista irregular como el italiano Fabio Fognini en el horizonte.

Lucas Pouille es la gran promesa del tenis francés (Foto: ATP Masters 1000 Montecarlo).

Además, este Roland Garros brindará la oportunidad de deleitarse, quién sabe si por última vez, con el tenis delicado de Paul-Henri Mathieu, quien debutará nada menos que contra Kei Nishikori; la potencia desmesurada de Nicolas Mahut, que abrirá ante el joven belga Kimmer Coppejans; y la capacidad de pelea de dos tenistas de clase media como Stéphane Robert y Édouard Roger-Vasselin. Cuatro tenistas que ya han superado la treintena y que esperan ofrecer, al menos, un buen espectáculo en su torneo local.

Finalmente, cabe destacar la presencia en esta edición de Roland Garros de tres de las grandes promesas del tenis francés. El más consolidado es Lucas Pouille, que a sus 21 años ya forma parte del top 100 y ha alcanzado este año sus primeras semifinales ATP en Auckland. Pouille debutará en Roland Garros ante Gilles Simon, como ya se mencionó previamente. Junto a él debutarán Maxime Hamou y Quentin Halys, de 19 y 18 años respectivamente y con una prácticamente nula experiencia en el circuito. Hamou chocará con el polaco Jerzy Janowicz, mientras Halys tendrá que entrar por la puerta grande jugando, con toda probabilidad, en la Philippe Chartrier ante Rafael Nadal.