Cuando las cosas no salen bien en los torneos previos, no es fácil reconducir la situación en un Grand Slam. Esto lo ha podido comprobar en sus propias carnes, la otrora número 4 del mundo, Radwanska, quien atraviesa un mal momento de juego y resultados. Y es que la polaca no ha logrado mostrar ese juego físico y consistente con que desbordaba a sus rivales en años anteriores, y tendrá que buscar en la hierba, el consuelo al mal sabor de boca que la tierra batida le ha dejado.

Beck aprovechó la desconfianza de la polaca

El partido transcurrió a la velocidad del rayo. Apartadas a una recóndita pista seis, abarrotada de público que se afanaba por ver a una gran jugadora como Radwanska, pronto se pudo comprobar que la polaca no estaba en el partido en los compases iniciales. Comenzó fría, sin chispa en las piernas y eso lo pagó entregando el primer set en un abrir y cerrar de ojos, ante una gran Beck,

Sin embargo, en el segundo parcial se percibió una clara reacción de Aga, que incrementó su intensidad de piernas y comenzó a jugar golpes angulados muy notables. Beck, actual número 81 del ránking, poco podía hacer para frenar el torrente de tenis que había enfrente. 6-3 para la polaca y la gran probabilidad de que se haría con el partido.

Incomprensible hundimiento de la polaca en el tercer set

Pero todo cambió. El tenis es impredecible, y ocurren cosas que nadie se imagina. Tras haber cuajado un gran set y hacerse con la vitola del juego, Radwanska se relajó notablemente, y no tuvo capacidad de reacción. Puso a las claras su estado de total desconfianza, permitiendo entrar en el partido a la alemana, y quedándose sin argumentos para volver a imponer su estilo. Beck apabulló en el tercer set, imponiéndose por 6-1 y alcanzando una segunda ronda prometedora para ella, ya que se enfrentará a la actual 162 del ránking, como es la polaca Paula Kania.