Espléndida jornada bajo el sol parisino para los tenistas franceses. La parte baja del cuadro de Roland Garros ha cerrado este miércoles su participación en la segunda ronda del torneo, y los jugadores locales lo han hecho a pleno rendimiento. Cinco de cinco. Todos los galos que han pisado la tierra del complejo deportivo parisino han terminado alzando el puño y sonriendo al público con un "hasta pronto" dibujado en los labios. Entre los cinco triunfadores se encontraron tres de los integrantes del big four francés (a excepción de un Richard Gasquet que disputará mañana su partido de segunda ronda ante el argentino Carlos Berlocq). Gaël Monfils, Gilles Simon y Jo-Wilfried Tsonga sellaron su pase a tercera ronda después de superar encuentros de mayor o menor dificultad. Más sorprendentes resultaron las victorias de Benoît Paire y Nicolas Mahut, a priori menos favoritos que sus respectivos adversarios.

El parisino Gaël Monfils, ídolo local y la mayor esperanza francesa para intentar llegar lo más lejos posible en el torneo, fue, paradójicamente, el único de los cinco que tuvo que alargar su partido hasta el quinto set para alzarse con la victoria. Su adversario, el joven argentino Diego Schwartzman, quien está realizando una temporada espléndida sobre tierra batida, planteó un encuentro denso y extenuante para intentar desgastar a un Monfils que, sin embargo, no se arrugó y fue capaz de solventar las adversidades a las que lo sometió el marcador

Schwartzman comenzó el partido más entonado que Monfils. El argentino apenas cometía errores, liftaba la pelota con mucha efectividad y observaba como el francés se encontraba algo confuso al otro lado de la red. Monfils cometía más errores de los convenientes y, aunando su falta de puntería a la suma corrección de un sólido Schwartzman, acaba cediendo el primer parcial por un 6-4 que reflejaba a la perfección lo que acababa de suceder sobre la pista. La derecha del tenista galo no funcionaba, y sus vanos intentos por cambiar el ritmo de los intercambios eran fácilmente aplacados por un Diego Schwartzman que había empezado a tejer su telaraña pegajosa. 

Monfils, pese a todo, no pretendía rendirse. El encuentro iba a ser largo y el público de la Philippe Chatrier era consciente de esta circunstancia, con lo que empezó a despejarse y alzar la voz en favor de su pupilo. Aupado por el calor de su público, Monfils se rehizo y empezó a entonarse, haciendo sufrir a su rival al servicio y mostrándose implacable en el dominio de los intercambios largos, sin perder la paciencia y moviendo a su amurallado rival de lado a lado. Así caía el 6-4 en devolución por parte del francés. El tercer set sería un calco del primero. Con un Monfils mucho más distendido, Schwartzman volvió a plantar su estrategia, viniéndose arriba al lograr romper el saque de su rival y volviendo a asestar un golpe de carácter a una Chatrier que volvía a adormecerse. Pero nadie estaba dispuesto a dejar que aquello cuajase.

Gaël Monfils sacó toda su artillería al comienzo del cuarto parcial. Su derecha empezó a volar sobre la arcilla, sus movimientos se volvieron ágiles y Diego Schwartzman empezó a mostrarse algo pesado en la pista, ejecutando movimientos cada vez más lento y viéndose claramente superado por la autoridad física de Monfils. De esta manera, el francés saltaba y se alzaba triunfador tras remontar el partido con dos sets a pleno pulmón (6-2 y 6-3), consiguiendo así su trabajado billete a una tercera ronda donde se verá las caras con un rival de suma peligrosidad como el uruguayo Pablo Cuevas. Diego Sebastián Schwartzman, por su parte, se despedía de Roland Garros con la cabeza bien alta pero con el regusto amargo de haber percibido el aroma de la victoria y haberla dejado escapar.

La sencillez en la dificultad

Mucho más fácil lo tuvo Gilles Simon, jugador francés con mejor ránking del momento tan sólo un puesto por encima del propio Monfils. El tenista de Niza, quien a priori se enfrentaba a un adversario mucho más complejo como el recién semifinalista del Godó Martin Klizan, sorprendió con una victoria impecable en tres sets. Klizan, de origen eslovaco, debía realizar un partido paciente y certero con su golpeo de derecha, su mejor arma, si deseaba batir a un siempre incómodo Simon. Por su parte, la tarea del francés se ubicaba en el polo opuesto: su misión era la de desestabilizar mentalmente a Klizan con su juego envolvente e intentar que éste entrase en una dinámica de errores no forzados que lo sacase del partido.

El primer set fue un digno intercambio de golpes y de estilos entre ambos tenistas. Sin fisuras en el electrónico se alcanzó el 5-5 en el marcador (no sin dos breaks previos para cada jugador), momento en el que Klizan tuvo una oportunidad de romper el saque de Simon que acabaría desperdiciando. En el juego siguiente, el francés aprovechó el desconcierto moral de su rival para asestar el golpe definitivo al resto y llevarse el primer parcial por un ajustado 7-5. El hecho de haber cedido el set al servicio y después de haber desperdiciado una pelota de break desestructuró por completo el juego de un Martin Klizan que fue arrastrado automáticamente por Simon al territorio en que el francés deseaba ubicarlo para sentenciar el partido.

Gilles Simon se erigió dominador del partido a partir de ese instante, empleando su mayor experiencia en el circuito para trasladar el encuentro a sus dominios y ejecutar dos sets impecables, sin apenas errores (en el segundo parcial, por ejemplo, sólo cometió cuatro), que le otorgaron la victoria mediante un consistente 6-2 y 6-3. Esquivando sus últimos dos meses plagados de problemas físicos, el actual número 13 del ránking tendrá la oportunidad de batirse en tercera ronda de Roland Garros con su compatriota Nicolas Mahut y revalidar, a través de una teórica victoria, su mejor resultado en el Grand Slam francés: los octavos de final.

El trayecto del citado Mahut a la tercera ronda se completó también esta misma tarde, después de que el veterano tenista francés (recordado por su maratoniano encuentro en Wimbledon 2010 ante John Isner) se impusiese a uno de los semifinalistas de la edición pasada de Roland Garros, el letón Ernests Gulbis, quien de esta manera caerá más allá del puesto 80 del ránking ATP. Mahut se impuso a Gulbis contra todo pronóstico por 6-3, 3-6, 7-5 y 6-3, realizando un partido muy serio con el servicio y apenas permitiendo a su irregular adversario encontrar su ritmo en ningún momento. Con esta derrota, el tenista letón confirma su horrible estado de forma, sumando tan sólo tres victorias en los cinco meses que ya han transcurrido del año 2015.

La aplastante fortaleza local

Pese a la aparente facilidad con que Gilles Simon y Nicolas Mahut firmaron su enfrentamiento en tercera ronda, si algún tenista galo impuso su ley con la mayor de las contundencias en esta jornada de miércoles, ese fue Jo-Wilfried Tsonga. El titán de Le Mans apenas ofreció alguna posibilidad de entrar en el partido al israelí Dudi Sela, quien, desde el comienzo del encuentro, se encontró sometido a la voracidad del tenis del francés. Tsonga aplastó sin piedad a su rival para obtener un marcador final de 6-4, 6-1 y 6-1.

La clave para la victoria del potente tenista galo fue la precisión con la que ejecutó sus golpeos desde el fondo de la pista, firmando hasta 31 winners por tan solo 16 errores no forzados. El drive de Tsonga fue un monstruo ante el que Sela no tuvo nada que objetar, y el feble tenis del tenista asiático sucumbió sin titubeos ante la perfección del francés. Tras apisonar también al sueco Christian Lindell en primera ronda, Jo-Wilfried Tsonga certificó esta tarde su buen estado de forma y despejó las dudas sobre su capacidad de llegar lejos en un Roland Garros al que demuestra que ha llegado para morder. Su próximo rival, ya de mayor entidad, saldrá del partido todavía por finalizar que enfrenta a Pablo Andújar y Philipp Kohlschreiber, en el cual parece que el alemán tiene las de ganar.

Por último, el quinto soldado francés que logró obtener su billete a la tercera ronda de Roland Garros este miércoles no fue otro que el impredecible Benoît Paire. En un duelo de tenistas pasionales, el jugador nacido en Avignon se impuso a Fabio Fognini con una superioridad inaudita y completamente inesperada, realizando un juego cercano a la perfección que recordó al que, hace dos años, le permitió alcanzar las semifinales en el Masters 1000 de Roma y acceder al top 25 del ránking ATP. 

Paire fue superior al tenista italiano, quien partía como favorito, en todos los aspectos del juego, dominando con su espléndido revés y creciéndose con el apoyo de un público totalmente volcado con uno de sus tenistas más talentosos. El francés se enfrentará en tercera ronda al checo Tomas Berdych, actual número cuatro del ránking, ante el que está por ver si mantendrá el nivel mostrado este miércoles y, sobre todo, si podrá evitar que su debilidad mental le impida mantener un vibrante duelo ante uno de los mejores tenistas del mundo.