En una jornada protagonizada por el viento, Roger Federer ha podido controlar la pelota, dominando con ello el partido y los remolinos, para superar a Damir Dzumhur, número 88 del ranking. Así ha accedido por undécimo año consecutivo a los octavos de final de Roland Garros, donde se enfrentará a Pablo Cuevas o Gael Monfils.

A lo largo del partido, el número dos del mundo ha ejecutado 38 golpes ganadores, incluyendo 19 derechas ganadoras, por 22 errores no forzados, y obtenido cuatro aces, todos en el primer set. Insistiendo en la estrategia con la que lleva trabajando junto a su mentor Stefan Edberg desde la pasada temporada, el suizo ha subido a la red hasta 34 veces, llevándose el punto en 24 ocasiones. Además ha tenido una alta efectividad en la conversión de puntos de break (seis de ocho), y ha salvado cuatro pelotas de rotura en contra, cediendo tan solo una.

En cuanto al jugador bosnio, que antes de la batalla manifestó públicamente su admiración por el Maestro suizo, no ha podido marcar la diferencia en el marcador en el primer encuentro con su ídolo. Sin embargo ha desplegado un tenis agresivo en el que se ha anotado 26 tiros ganadores y 24 errores no forzados.

Federer, con buenas sensaciones

A pesar de que durante los primeros compases del partido el helvético se mostrara errático en sus golpes, en ningún momento su camino hacia el triunfo se vio amenazado. Y es que esa frialdad inicial se disiparía en el quinto juego, cuando rompió el servicio de su rival aprovechando la primera de sus dos bolas de break. Tras media hora de set Federer se apuntó la manga 6-4.

Ya al comienzo del segundo parcial, el número dos del mundo obtuvo tres puntos de rotura. Pero no necesitaría disputar tantos, pues con el primero ya pudo anotarse el juego al resto. Pese a que inmediatamente después Dzumhur tuvo la ocasión de recuperar el quiebre, el suizo no hizo regalos y salvó las dos bolas de rotura que tenía en contra, lo cual le permitió consolidar el break anterior. Pero para Roger esta ventaja no parecía suficiente, así que volvió a romper al bosnio por segunda vez en esta manga, con lo que se colocó cuatro juegos a uno.

Sirviendo para ganar el parcial, Dzumhur presionó al helvético alcanzando otra oportunidad de rotura, pero la experiencia y técnica de Federer le facultó para volver a salvarla, esta vez ejecutando una perfecta derecha invertida ganadora. Sin embargo, a continuación desperdició su primera bola de set con una nada fructífera dejada que no superaría la red. Entonces Dzumhur aprovechó el momento para convertir una bola de break por primera y única vez en todo el partido. No obstante, ya era tarde para que el bosnio reaccionara.

Con 5-3 al resto, Federer decidió emplearse a fondo desplegando su juego más ofensivo para anotarse varios puntos ganadores. Esta vez no fallaría cuando apareció su segundo punto de set, el cual logró convertir gracias a un magistral passing shot de revés cruzado a baja altura. En esta segunda manga estuvo realmente efectivo, produciendo catorce puntos ganadores por tan solo 6 errores no forzados.

El tercer set siguió en la misma tónica de los anteriores, con un Federer muy relajado y concentrado en su juego, que consiguió ponerse por delante tres juegos a uno. La doble rotura del parcial llegaría en el último juego, que le dio también un punto de partido que no desaprovecharía.