Las gradas de París tienen esa magia única que revitalizan a los jugadores franceses en las situaciones más adversas. Una sinfonía de fondo que ejerce un efecto de incomodidad en el rival y una carga mayor cada punto que se disputa.

Esto mismo sucedió en el Monfils-Cuevas. El encuentro con más intercambios en el marcador, más dinámicos y con un tenis agresivo que puso en pie a la Suzanne-Lenglen. El galo consiguió una de las remontadas del torneo al superar al uruguayo en cinco sets, y más de tres horas de choque, por 4-6, 7-6 (1), 3-6, 6-4 y 6-3.

Gran tenis para degustación del público

El partido comenzaba con fuerza con un ace de Monfils que hacía preveer la gran lucha que estaba a punto de producirse. El saque fue una gran arma de defensa para el galo durante el partido, sobre todo en la primera manga donde solventó sus saques con cierta facilidad. Todo estaba igualado hasta que Cuevas rompió el servicio de Monfils en el séptimo juego. Una rotura que le sirvió para llevarse la primera manga.

El segundo set comenzaba con fuerza, ya que el uruguayo tuvo hasta cuatro bolas de quiebre que terminó salvando el francés con un nuevo ace. Una situación que se invirtió en el siguiente juego cuando fue el francés quien tuvo tres opciones de break que no supo aprovechar.

Cuevas no aguantaría en el sexto juego las tres bolas de rotura, pese a que el salteño salvó una con una buena derecha. Monfils consiguió una ventaja que no le duraría tras perder su servicio inmediatamente. El saque le fallaba en esta ocasión con una inoportuna doble falta.

El encuentro se fue a la muerte súbita, donde Monfils consiguió los dos mini-breaks de forma rápida con una derecha paralela y un error de Cuevas enviando la bola a la red. Los aces volvieron a ser continuos y eso le permitió mantener su ventaja para empatar el partido.

El tercer set mostraba la mejor versión de tenis de Monfils variando sus golpes incluyendo en su recital varios drop shots y smash para ganarse el apoyo del público. Varias opciones tuvo el galo de romper el saque de Cuevas, mientras éste se aferraba a su derecha en los momentos complicados.

No obstante, el uruguayo sería el que consiguiera romper el servicio de Monfils para dejar el marcado en un 5-3 que ponía las cosas de cara al número 23 del circuito. Mucho le costó a Cuevas cerrar el partido, incluso tuvo que evitar una bola de break para llevarse la tercera manga.

Héroe local

El momento crítico llegaría en el cuarto set cuando Cuevas, con suma facilidad, rompió dos veces el servicio de Monfils para colocarse con un 1-4 arriba en el marcador. En ese momento apareció la Suzanne Lenglen animando de forma unánime a Monfils que se venía arriba y golpeaba con agresividad todas las bola que recibía.

A partir de ahí el francés rompió tres veces de manera consecutiva el servicio de Cuevas, los dos últimos con un rosco incluido. Todo esto se debió a la presión que provocaba el público haciendo más errático al uruguayo.

Cuevas comenzó con un quiebre inicial que le daba alas en el definitivo quinto set. La Suzanne Lenglen no cesaba de animar y volvió a llevar en volandas al galo que, una vez más, volvió a voltear la situación para ponerse 4-1 en el marcador. Una ventaja que no desaprovechó para llevarse un gran partido.

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Sobre el autor
David Sánchez Fabregat
Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.