Una derrota en sus últimos nueve años en Roland Garros. El demoledor balance de Rafa Nadal en el torneo francés dibuja a la perfección el dominio del balear sobre la arcilla parisina, donde ha forjado buena parte de su leyenda hasta convertirse en el auténtico rey de la tierra batida. Sin embargo, el comienzo de temporada del manacorí hace pronosticar a muchos aficionados que este año no sumará su décima Copa de los Mosqueteros.

Pero para derrotar a Nadal hace falta algo más que buen tenis. El español es uno de los mejores jugadores del circuito también en el aspecto mental, por lo que superarle es una cuestión de constancia y dar el máximo en cada bola. La temporada de tierra batida no ha sido precisamente la mejor del tenista español, que no termina de encontrar las sensaciones que le llevaron a liderar el ránking ATP.

Con la intención de aprovechar esa situación, Andrey Kuznetsov llegaba a tercera ronda del ‘Grand Slam’ francés, su mejor resultado en el torneo hasta el momento. El joven jugador ruso tiene una gran derecha, pero acusa en demasía su inexperiencia, y su ímpetu le juega malas pasadas traducidas en errores no forzados, fallos imperdonables cuando se juega ante un jugador como Rafa Nadal. La gran mayoría de los rivales del balear saltan a la pista sabiendo que la empresa es demasiado complicada, y pese a la ilusión de la juventud, esta situación le pesó al tenista ruso, que comenzó el encuentro perdiendo su servicio y quedando a merced del español durante el resto del primer set.

Un primer parcial marcado por los fogonazos de talento de Kuznetsov y, sobre todo, por la derecha de Nadal, muy sólida desde el fondo de la pista y muy profunda cuando alguna bola del rival se quedaba a mitad de pista. El ruso intentaba cortar el ritmo del español con continuas dejadas, pero la rapidez del tenista de Manacor le proporcionaba puntos relativamente fáciles. Esas condiciones, sumadas a la eterna capacidad de Rafa Nadal para buscar las líneas y pasar al rival en la red desembocaron en un set muy cómodo para el español: 6-1.

La táctica de Kuznetsov no varió en ningún momento del encuentro: derechas ajustadas y, tras varios golpes, dejadas para cortar el ritmo de Nadal. Pero esta forma de jugar se tradujo en el mismo resultado que en la primera mitad, con el balear consiguiendo un ‘break’ al inicio del set que le dio tranquilidad para el resto del parcial. El jugador ruso intentaba una y otra vez mover a su rival, pero el tenista manacorí se encontraba muy ágil sobre la tierra batida de la Suzanne-Lenglen y no tuvo problemas para apuntarse el segundo set por un contundente 6-3, pese a que el ruso le puso en dificultades en algunos momentos gracias a su talento.

El partido estaba decidido y sólo quedaba por resolver el tiempo que tardaría Nadal en hacerse con el definitivo tercer set. La tónica fue similar a la de los dos parciales anteriores: ‘break’ rápido y mantener la solidez desde el fondo de pista y con la derecha. Finalmente, el español, que se mostró también muy sólido con el servicio durante todo el encuentro, cerró el partido con 6-2, logrando un cómodo triunfo que le sirve para seguir aumentando su confianza en el torneo, donde en octavos de final le espera el joven estadounidense Jack Sock.

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