El suizo Roger Federer ha debutado con victoria en la presente edición del ATP 500 de Halle, denominado Gerry Weber Open por motivos publicitarios, que supone su primera presencia sobre césped en la actual temporada. El número dos del mundo se encontró con un rival de suma complejidad como el local Philipp Kohlschreiber para abrir su gira sobre hierba, con lo que se vio forzado a forzar la máquina y sobreponerse a su obvia falta de adaptación a una superficie que todavía no había pisado este año.

Mientras que Federer descansó la pasada semana tras caer derrotado en los cuartos de final de Roland Garros contra el a la postre campeón Stan Wawrinka, Philipp Kohlscheiber sí tuvo la oportunidad de comenzar su rodaje en hierba en Stuttgart. Allí, el alemán logró sobreponerse a dos complejos encuentros ante Alexandr Dolgopolov y Jerzy Janowicz sin excesivas complicaciones para, finalmente, acabar cayendo en un competido partido de cuartos de final ante el francés Gael Monfils. Pese a todo, estos tres encuentros suponían de partida una ventaja comparativa en lo referido a rodaje sobre hierba para un Kohlschreiber que, además, suele encontrarse cómodo sobre esta superficie.

La jornada en la pista central se cerraba con el encuentro que enfrentaba a suizo y alemán, ambos conocedores de lo que es llevarse el título en Halle, aunque en diferente medida (Federer ha sentado una dinastía de siete títulos mientras Kohlschreiber sólo pudo vencer en la edición de 2011 del torneo). Un duelo entre dos tenistas con fácil adaptación a la hierba y con un tenis principalmente de carácter técnico, ambos dominadores del revés a una mano y de características del juego como la aproximación a la red con golpeo cortado y la volea con diferentes registros.

La complejidad de un estreno sobre hierba

El encuentro comenzó con ambos jugadores tanteándose y buscando su golpeo sobre la hierba, caracterizándose los intercambios por su brevedad y por el dominio al servicio hasta que el marcador se ubicó en un 3-3 que mostraba la igualdad que se estaba viviendo sobre el césped. En ese momento, un juego errático de Kohlschreiber al saque brindó a Federer una primera oportunidad de rotura que no desaprovechó. Sin embargo, el nivel del suizo no estaba siendo el mejor. A Federer le costaba encontrar la eficacia en su golpeo de fondo de pista, cometiendo numerosos errores con derechas francas y sin mostrar demasiada seguridad en la red. Sumido en este contexto, Federer no fue capaz de consolidar su break y acabó cediendo su saque ante un más voluntarioso que acertado Kohlschreiber.

A partir de ahí, el set recuperó la igualdad y la eficacia al saque que lo había caracterizado hasta el momento. De esta forma el partido terminó alcanzando el tie-break, en el que el suizo hizo valer sus galones y su experiencia en momentos críticos para hacerse con el parcial tras un apretadísimo desempate. Con el partido encarado a su favor, Federer sacó todavía más el pie del acelerador. Su tenis se volvió tedioso, algo atrancado y sumamente errático. La sensación que daba el gran campeón suizo era la de encontrarse todavía anclado en la velocidad de reacción propia de la tierra batida, algo que lo lastraba en cada intercambio.

El segundo set registró el mal tenis de Federer y la corrección de un Kohlschreiber que no tuvo que apretar demasiado para romper el saque del suizo en una única ocasión y agenciarse el parcial por un cómodo 6-3 que enviaba el encuentro al tercer y definitivo set. En él, el encuentro volvió a la dinámica del primero, con intercambios muy cortos y ambos jugadores desempeñándose muy por debajo de su nivel habitual sobre hierba. El suizo erraba golpeos cómodos y el alemán no era capaz de emplear a su favor la mala actuación de su adversario.

De este modo, con Federer y Kohlschreiber flojos al resto, el encuentro debía resolverse en un tie-break a vida o muerte. En la muerte súbita definitiva, Federer comenzó apagado y Kohlschreiber logró colocarse con 5-4 y dos servicios para cerrar el encuentro. Sin embargo, en ese preciso instante el suizo subió una marcha, imprimió mayor velocidad a sus bolas y achicó a un Kohlschreiber al que la situación superó. Con tres puntos ganados de forma consecutiva, Federer se alzaba triunfador en un apretadísimo encuentro.

Así, Roger Federer avanza a la segunda ronda del torneo habiendo pasado dos horas y media sobre césped ante un rival complicado, algo notablemente positivo para su adaptación a la superficie, nunca sencilla tras llegar de Roland Garros y pensando ya en su actuación en Wimbledon, que se presupone será uno de los puntos clave de su temporada. En la segunda ronda de Halle Federer deberá enfrentarse al vencedor del encuentro que mañana enfrentará al letón Ernests Gulbis y al ucraniano Sergiy Stakhovsky, su verdugo en la segunda ronda de Wimbledon en 2013.