Solo un paso separa a Roger Federer de su octava corona en la hierba alemana. El genio de Basilea continua con su particular idileo en Halle. En su jardín particular Roger no acepta intrusos.

Ivo Karlovic ha sido el último expulsado del "jardín de las delicias suizo". Los 20 aces que firmó el gigantón croata no fueron suficientes para someter a Roger. El juego del suizo, fundamentado siempre en un gran servicio y en un agilidad felina en la red, ha ido mejorando a lo largo de la semana.

Ninguna opción al resto

Si te enfrentas a Karlovic sobre hierba, lo único que puedes hacer es mantenerte sólido con tu servicio y contemplar como se suceden uno tras otro los aces. En el tenis no hay imposibles, pero romperle el servicio a Karlovic en hierba es lo más cercano.

Federer era consciente de ello. El número dos del mundo tenía muy claro que el partido se resolvería en los tie breaks, por lo que se limitó a mantener con firmeza sus saques y esperar algun milagro al resto. Un milagro que no llegó.

El partido, frío, transcurría a una velocidad vertiginosa. Ningun jugador concedió bolas de rotura a su rival y en un abrir y cerrar de ojos llegó el desempate. 

En partidos como este, los pequeños detalles marcan la diferencia. Y así fue. Roger se disfrazó de genio, una vez más, y conectó un resto de revés estratosférico, que unido a una inoportuna doble falta de Ivo, sentenciaba el primer set.

En el segundo set, el saque de Karlovic se humanizó. Su porcentaje de primeros bajo y Federer pudo conectar algún que otro resto. Aún así, la única oportunidad de break en todo el partido fue para Karlovic. El croata no pudo aprovecharla y la muerte súbita decidiría si Federer era el primer finalista, o si nos ibamos al tercer parcial.

Roger, de nuevo, fue mejor en los momentos tensos y en 1 hora y 28 minutos certificaba su pase a la gran final del domingo. Esta era, además, su 50ª victoria sobre el pasto alemán.

Seguir haciendo historia

Ver a Federer en la final de Halle es ya toda una tradición en el mundo del tenis. Con esta trabajada victoria, el de Basilea se planta por décima vez -en 13 años- en la última ronda del torneo alemán. 

En las 9 finales anteriores, Roger salió campeón en 7. Solo Hewitt y el local Tommy Haas saben lo que es "tumbar" al suizo en un compromiso de este guiso.

Además de ser el octavo en Halle -tercero consecutivo-, este título sería el 86º de su brillante carrera. La difícil papeleta de enfrentarse al suizo en la final de mañana le corresponderá a Andreas Seppi, que apenas tuvo que disputar su semifinal debido a la retirada del japonés Kei Nishikori a los 5 juegos.

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