Contra las inclemencias del tiempo, contra la organización y contra Kevin Anderson. Nada ni nadie ha podido evitar el cuarto título de Andy Murray sobre la hierba de Queen's. El británico, que apenas dos horas antes tuvo que lidiar con Viktor Troicki debido a la suspensión por lluvia de la semifinal entre ambos, vuelve a reclamar una corona que no ha sido capaz de revalidar nunca tras alzarse con ella en tres ocasiones -2009, 2011 y 2013-. El de Dunblane, monarca del pequeño vergel londinense, tumba 6-3 y 6-4 al cañonero sudamericano, sella su particular póker y fija la mirada en el All England Club, el jardín botánico por excelencia, donde comenzará Wimbledon en escasos días.

Murray, ante Troicki y las inclemencias

Doble esfuerzo para levantar un trofeo el cual, desde que Andy Murray lo reclamase en 2009, ha terminado en sus vitrinas uno de cada dos años, siempre los impares. James Blake fue el primer testigo que vio como el escocés levantaba la copa, Jo-Wilfried Tsonga hizo lo propio en 2011 y el último en hacerlo, hasta hoy, sería Marin Cilic en 2013. Siguiendo el devenir del caprichoso destino, el de Dunblane no fue capaz de revalidar ninguno de esos tres cetros, pero en este 2015, el británico estaba llamado a saborear de nuevo la gloria. Y no falló.

Título número 34 -en 50 finales- para Andy Murray, tercero de la temporada tras coronarse en Múnich (Philipp Kohlschreiber) y Madrid (Rafael Nadal)Andy Murray, en su jardín particular de Londres, se alza con el tercer título de la temporada -tras Múnich y Madrid- y suma ya un total de 34 en 50 finales disputadas. Pero el escocés, antes de cerrar el puño en señal de victoria, tendría que superar dos obstáculos en una jornada: Viktor Troicki en semis y Kevin Anderson en la final. Ni siquiera la lluvia, entre medias, impidió la machada

Los estragos que causa la lluvia en las giras de tierra son de lo más común en el circuito. Esta vez, Andy Murray, fue el mayor damnificado. Por la mañana, debido a que el partido del sábado terminó por suspenderse, el británico saltaba pronto a la pista de Queen's para finalizar el encuentro de semifinales contra Viktor Troicki, a quien tumbó 6-3 y 7-6 (4). Superados los dos primeros obstáculos, faltaba la montaña final: Kevin Anderson.

Inmaculada efectividad para alzarse campeón

Dos horas de descanso fueron suficientes para que Andy Murray volviese a la central del Aegon Championship con energías renovadas y una motivación extra por coronarse ante su público. Kevin Anderson, número diecisiete del ranking ATP y verdugo de Stan Wawrinka, flamante campeón de Roland Garros; era lo único que separa al escocés de su póker en Queen's.

El sudafricano, dispuesto a vencer al abanderado local, ganaba el sorteo inicial y, contra todo pronóstico, decidía comenzar al resto para ceder la presión a su rival. La estrategia fue rápidamente desbaratada por Andy Murray, quien, con maestría, se anotaba en blanco el juego inaugural de la final.

El sudafricano parecía no querer ser menos y devolvía la bofetada al de Dunblane, más centrado y cómodo de principio a fin. Y sin más dilación, en el segundo turno de saque de Kevin Anderson, llegó la primera ocasión de break para el británico: resto milimétrico para anular el cañonazo y una buena subida a la red para dejar morir la bola lejos del alcance de su rival. Andy Murray conseguía el primer quiebro de la final con una efectividad inmaculada.

Andy Murray, superior de principio a fin, no concedió bolas de break y consumó todas las que dispuso (2/2). 100%, Efectividad inmaculadaComo oro en paño, la rotura en el cuarto juego fue suficiente para anotarse el primer set. El británico no concedió ni una sola bola de break a un Kevin Anderson desesperado, incapaz de leer el servicio del local y sin argumentos para responder al repertorio de Andy Murray. 6-3 fue el resultado del primer asalto, decidido por un destello de clase del tercer clasificado del circuito ATP.

Kevin Anderson, montaña demolida

Kevin Anderson era consciente de que para tumbar a un pletórico Andy Murray era necesario mejorar al resto y mostrarse imperial con su servicio. La receta la tenía, pero el británico impidió que la llevase a la práctica. No, era su día, y nada ni nadie podía pararlo.

El marcador seguía favoreciendo al escocés, pero por sensaciones, parecía que soplaban vientos de cambio: mientras Andy Murray comenzaba a mostras síntomas de cansancio, Kevin Anderson afinaba la puntería de su artillería y comenzaba a poner restos en juego.

Pero Andy Murray no admite intrusos en su jardín. En el quinto juego de la manga, llegó el golpe que terminó por demoler a la montaña sudafricana: bola de break para el británico, decidida por el juego del ratón y el gato. El escocés, como un felino voleando, se divertía con su presa, el sudafricano, quien corrió de lado a lado de la pista, del fondo hacia adelante, para que finalmente el de Dunblane, con un passing shot magistral, rompiese la cintura, las piernas y las aspiraciones del natural de Sudáfrica.

Andy Murray, con cuatro títulos sobre la hierba de Queen's, iguala a John McEnroe, Boris Becker, Andy Roddick y Lleyton HewittSegunda bola de rotura que aprovechaba el escocés de las dos que tuvo en el encuentro. Efectividad inmaculada que valen un título. Apoyado en su saque, el devenir del partido no podía ser otro que Andy Murray cerrando el puño con el trofeo dentro. 6-4 lucía el marcador del segundo parcial, que otorgaba el cetro para el pupilo de Amélie Mauresmo en apenas una hora y cuatro minutos.

Dentro de unos días, a escasos kilómetros del vergel del Queen's Club, Andy Murray ya divisa el jardín botánico por excelencia, el All England Club. Antes del segundo Grand Slam del año, cuarto título en el otro torneo londinense, un ATP 500 que también han ganado en cuatro ocasiones John McEnroe, Boris Becker, Andy Roddick y Lleyton Hewitt. El escocés, que ya se codea con los más grandes, campeón contra los elementos, presenta su firme candidatura a conseguir la corona de Wimbledon.