Potencia, desparpajo y ambición. Son tres de los conceptos que se pueden aplicar a una jugadora insólita en el tenis español. La historia del siglo XXI en el tenis femenino se escribirá a base de un juego agresivo y potente, siendo Garbiñe una de las máximas exponentes de ese estilo. Con un saque espectacular y unos golpes de derecha y revés que intimidan a cualquiera, la hispanovenezolana atesora un talento desbordante, que solo puede verse eclipsado por una preocupante fragilidad mental.

Wimbledon pone a prueba la madurez de una tenista en la que están puestos los ojos de todo aficionado al tenis. Se espera mucho de una Garbiñe que ha dado claras señales de lo que es capaz de hacer, aunque nunca en pistas de hierba, superficie que se le resiste por el momento. Buscará en 2015 un nuevo golpe de timón en su carrera, que la aúpe al lugar que merece su tenis: en lo más alto.

Un año prometedor pero no rompedor

Era una de las candidatas a revolucionar el tenis mundial femenino en este 2015...y aún lo es. Pero Garbiñe no ha logrado salir de la espiral de irregularidad en la que estuvo sumida en 2014. Teniendo como estandarte Roland Garros, el rendimiento de la hispanovenezolana fuera de la ciudad del amor continúa siendo desconcertante. Crecida ante rivales grandes y empequeñecida ante jugadores muy inferiores a ella, sorprenden e incluso irritan sus derrotas ante Mladenovic en Marrakech, Kuznetsova en Madrid o Rybarikova en Birmingham.

Sus apariciones constantes en el dobles pueden ser un arma de doble filo

Sus continuas apariciones en el circuito de dobles junto a su amiga Carla Suárez, lejos de dar un valor añadido a su juego mejorando la movilidad o la volea, parecen desgastarla físicamente. Garbiñe tiene unas virtudes muy claras, como es su capacidad para desbordar a casi cualquier rival con sus tiros potentes y definitivos, pero también ostenta unos agujeros muy claros en su tenis; falta de rapidez en desplazamientos laterales e incapacidad para volear con garantías de éxito.

El desgaste mental que genera ésto en un tenis que requiere de una gran precisión, inciden en la irregularidad y fragilidad mental que demuestra Muguruza desde sus inicios. La española necesita un cambio de rumbo, y éste puede pasar por Wimbledon. Un buen resultado en hierba la haría mejorar su ránking y ganaría en confianza.

Resultados discretos en Wimbledon

Tan solo han sido dos las apariciones de Muguruza en el All England Tennis Club, con un bagaje de una victoria y dos derrotas. Acudió en 2013 aún como una adolescente, y sin ningún de presión, a punto estuvo de derrotar a Makarova en segunda ronda, tras apear del evento a la wildcard Keothavong.

Regresó en 2014 ya como una estrella en ciernes; apenas un mes antes había infringido una paliza impresionante a Serena Williams en Roland Garros, venciendo por 6-2 y 6-2. Cuartofinalista en París, todas las miradas estaban puestas en ella para Wimbledon, pero los nervios atenazaron su tenis. Declaró no haber podido dormir el día antes al partido, y cayó frente a una sacadora nata como es Coco Vandeweghe, por 6-3 3-6 7-5.

Malos resultados y sensaaciones en los torneos previos a Wimbledon 2015La constatación de que la hierba no parece la superficie idónea para su tenis, ha llegado en este 2015, con dos derrotas inesperadas ante Rybarikova en Birmingham y Konta en Eastbourne, dos jugadores inferiores a ella en el ránking y que lograron sacar de quicio a la española.

Miedo escénico y presión mediática

La autoexigencia de Garbiñe es notoria, pero no puede ser de otra manera. Ella, al igual que todo aficionado al tenis, sabe que es una jugadora con un potencial espectacular, y que su tenis es difícilmente parable por la mayoría de jugadoras del mundo. Por eso cada derrota es una cuchillada clavada en lo más hondo, el fiel reflejo de que algo no está funcionando.

Dificultad en desplazamientos laterales y el juego en la red, defectos de la española

Esto se acreciente en hierba, donde Garbiñe ve cómo sus principales defectos como jugadora adquieren una relevancia mayor. La lentitud en desplazamientos es letal en una superficie tan rápida como la hierba; las bolas botan poco y dificultan pegar plano, tal y como le gusta a Garbiñe, haciendo que tenga que flexionar mucho y jugar liftado, algo que no encaja con su perfil de jugadora. Además, no tiene Muguruza la confianza en sí misma como para venirse a la red con asiduidad, al no tener un golpe natural en la misma.

El panorama no es halagüeño para la española, pero si alguien tiene la capacidad para sacar coraje y crecerse en las grandes citas, es Garbiñe Muguruza. Una jugadora única que busca en Londres el antídoto a su irregularidad.