Historia viva de este deporte. Eso es Serena Williams, una competidora nata que se retroalimenta de sus victorias renovando su ilusión por continuar ganando. La estadounidense se ha marcado un reto claro en su carrera, que le hace seguir levantándose cada día dispuesta a mejorar: quiere superar a Steffi Graff. La teutona ostenta 22 títulos de Grand Slam, y Serena va lanzada en su particular carrera por superarla. Ya tiene 20, y hay claros visos de que puede seguir reinando.

Indiscutible número uno, somete a sus rivales con sus golpetazos de fondo de pista y su juego intimidatorio. Lo tiene todo y, lo que es más curioso, ha sabido reinventarse e incorporar nuevos parámetros a su juego. La potencia y el talento se dan cita en una jugadora de leyenda, que aspira a reinar por sexta vez, en un torneo de leyenda.

Serena, imbatible en grandes citas

Queda claro lo que motiva a Serena Williams. Tras tantos años en el circuito habiéndolo ganado todo, los torneos que no son Grand Slam constituyen un entrenamiento competitivo para ello, una simple bagatela en comparación con el espectáculo operístico que supone llegar a un Grand Slam.

No ha disputado torneos sobre hierba previos a Wimbledon

La estadounidense acudió a Australia sin rodaje previo y ganó. Llegó a París con dudas tras perder en Madrid con Kvitova y no presentarse en Roma ante McHale por problemas físicas, pero se proclamó campeona de los Internacionales de París, con un aura de sufrimiento teatral que bien podría haberla valido un trabajito en Hollywood. No ha hecho pretemporada competitiva sobre hierba. Serena sabe cuál es la meta y ha decidido entrenar en Wimbledon, buscando la paz que antecede a la tormenta desatada por sus golpes.

El reto que se le presenta es mayúsculo. No solo ganar otro Grand Slam y situarse tan solo a uno de Steffi Graff, sino mantener la posibilidad de completar el más grande de los desafíos para un tenista: hacer el Grand Slam, es decir, ganar los cuatro majors en la misma temporada.

Pentacampeona en Londres

La primera aparición de Serena en Wimbledon data de 1998, alcanzando la tercera ronda con tan solo 16 años. Ya en el siglo XXI, dio claras muestras de su gran capacidad para jugar sobre hierba, haciendo semifinales en el 2000 y cuartos en el 2001. Y se desató la tormenta. Victoriosa en 2002 y 2003 frente a su hermana Venus Williams, no volvería a reinar en Londres hasta 2009 y 2010, cuando ganó a Venus de nuevo, y a Vera Zvonareva en la final, respectivamente.

Maneja cierta irregularidad la de Florida en los últimos años, siendo sus actuaciones muy discretas, salvo en 2012 cuando se hizo con el título derrotando en la final a Agnieszka Radwanska. El año pasado saltaron las alarmas cuando cayó en tercera ronda. Tras la decepción de Roland Garros, de nuevo Serena claudicaba antes de lo previsto. Lo hizo ante Alize Cornet, por un resultado de 1-6, 6-3 y 6-4, poniendo de manifiesto que no estaba en un buen momento de forma.

Favorita indiscutible al título

Si fue capaz de ganar en Roland Garros mientras atravesaba un proceso gripal, ¿quién podrá pararla en Wimbledon, en plenitud de condiciones? Serena es la mejor, de eso no cabe duda, y si juega a su nivel nadie puede ganarla. Pero ni siquiera para una jugadora como ella es sencillo mantener la tensión competitiva todo el año.

En el momento en que se baje la guardia mínimamente, hay tenistas muy capaces de darle un susto. El cambio de alturas y efectos puede ser una buena medida para desconcertar a una tenista que se muestra incomensurable en los Grand Slams.

No abrirá el torneo la estadounidense, siendo la encargada de ello la vigente campeona del mismo: Petra Kvitova. Esto no hará que Serena reciba menos atención, siendo la gran estrella del circuito y brillando por encima del resto. La máquinar de ganar está en marcha, y no parará hasta llegar a una cifra: 22.