Verde, el color de la esperanza. Verde, el color de la tranquilidad. Verde, el color de la frescura. Todos esos términos están ligados al protagonista en Londres las próximas semanas. La hierba será el foco de expectación para los amantes de tenis y ante ellos busca Stanislas Wawrinka mostrar que el concepto 'big four' debe permitir a un nuevo integrante en su exclusivo grupo.

Instalaciones de Wimbledon. Foto: AP.

El tenista suizo logró levantar a todo el mundo de su asiento con su espléndida exhibición sobre la tierra parisina frente a la bestia serbia. Una final donde Wawrinka enseñó al mundo el gran tenis que tiene en su mano derecha y su capacidad para sacar su mejor versión ante los mejores tenistas del circuito.

La regularidad, el ocaso de Wawrinka

Las dudas que rodean al tenista suizo es si será capaz de mantener el nivel mostrado sobre la arcilla o volverá a sobrevivir a base del Grand Slam durante el resto de año. Algo que ya se contempló el pasado año, tras ganar en Melbourne y acarrear el resto del curso un nivel mediocre.

Su tenis quedó oxidado y no superó los cuartos en ningún Grand Slam restante, donde en Roland Garros quedó eliminado en primera ronda por el español García-López. En Wimbledon y US Open, Wawrinka quedó apeado en cuartos por Roger Federer y Kei Nishikori, respectivamente.

"La hierba es la superficie más difícil para mí"

Por eso se espera que esta temporada muestre mayor regularidad y dé ese salto cualitativo para ser considerado por todos como un gran tenista. Una situación que se acerca en su peor superficie, pero donde él espera adaptar su tenis a la hierba. Él mismo comentaba que espera que este año sea su adaptación en dicha superficie: "La hierba es la superficie más difícil para mí, pero sé que puedo jugar mi mejor tenis en ella. Estoy motivado para ello".

Queen's, la muestra del cansancio

"No quería celebrar, estaba muy cansado", éstas fueron las primeras declaraciones del tenista de 30 años tras su victoria en París. El jugador acusó el esfuerzo físico que supusieron las semifinales frente a Jo Wilfried Tsonga y la final ante Novak Djokovic.

Wawrinka entrenaría una semana después, debido al cansancio que arrastraba tras una semana para el recuerdo. Su destino, el torneo de Queen's, el cual conocía a las mil maravillas. Defendía semifinales y ahora sí tenía junto a él, el cartel de favorito.

Nada más allá de la realidad, quedó plasmado que el suizo y esta superficie no congenian. El año pasado este escenario fue su mayor alegría donde solo un motivado Dimitrov acabó con él con un arrollador 2-6 y 4-6. Un encuentro donde se vieron todos los defectos del tenista de Lausanna.

Una prueba antes de Wimbledon que se ha convertido en un fracaso

Este año ha vuelto a demostrar que algo falla sobre el césped. Sus golpes no se acentúan como en otros terrenos y las red se convierte en el enemigo principal. Una prueba antes de Wimbledon que se ha convertido en un fracaso. Wawrinka cayó ante Anderson en una doble muerte súbita sin suerte para el suizo.

Wimbledon, la 'kriptonita Slam'

Superar las adversidades y los obstáculos es lo que diferencia a los grandes campeones del resto de competidores. Este es el paso que debe dar el suizo si quiere ser encumbrado como uno de los tenistas 'top' de la actualidad. Ante ello, no hay mejor escenario que Wimbledon y la glamurosa Londres.

Wimbledon es el único Grand Slam donde el tenista suizo no ha logrado alcanzar las semifinales

Wimbledon es el único Grand Slam donde el tenista suizo no ha logrado alcanzar las semifinales y donde los cuartos de final han sido su punto final. Una situación que puede voltear con los privilegios de ser el número cuatro del mundo y encontrarse un cuadro más endeble hasta esa ansiada semifinal.

La temporada pasada es el claro ejemplo de que los cuartos de final se convertían en una odisea al encontrarse con un gigante del tenis, en este caso con Roger Federer, pese a que era un momento en el que el de Lausanna estaba por delante en el ranking que el de Basilea. Una gran remontada del tenis más exquisito y un gran tie-break permitieron a Federer ganar el duelo a su compatriota por 6-3, 6-7, 4-6 y 4-6.

Wawrinka luchará en esta edición contra su peor pesadilla, su peor escenario y el que le puede permitir reafirma su figura como un miembro válido para ese 'big five'.