Los primeros partidos del torneo no suelen ser fáciles, y mucho más cuando la rival es una jugadora local que viene de ganar a rivales del nivel de Makarova o Muguruza en Eastbourne. Pero Sharapova jugó con la disciplina y concentración que acostumbra, y no se dejó sorprender por el juego romanticista de una talentosa Johanna Konta, cuyos éxitos lejos del verdor de la hierba parecen ser difícilmente realizables.

La potencia se impuso al toque

Y es que Konta puede ser la Mahut del tenis masculino, haciendo una abstracción de las diferencias notables entre el tenis femenino y el masculino. No hace saque-red, pero sus movimientos denotan una habilidad innata para desplazarse por la hierba, y una gran capacidad para cambiar velocidades y efectos. Pero esto fue un mero placebo para Sharapova.

Johana Konta. en Wimbledon. Foto: www.wimbledon.org

Masha llevó a la práctica su estilo de juego sin rubor. Pegar duro a la pelota fue su máxima, estando muy dinámica de piernas y minimizando errores. Cometió tan solo 12, por los 23 golpes ganadores que conectó, lo que denota un gran rendimiento de la rusa, imperial al servicio.

Muchas son las experiencias de la rusa puestas en este evento, con el que mantiene una vinculación especial por ser el que la vio nacer como jugadora. Sharapova tiene armas de sobra para jugar bien en hierba, y Konta ha podido ser una buena piedra de toque para entrar con fuerza al mismo.

Hogenkamp o Wang será su siguiente rival

Rompió el saque en los compases iniciales de cada set, e hizo que Konta siempre fuera a remolque, impidiendo que tanto ella como el público creyeran en el milagro, y jugó con gran comodidad el resto del encuentro. Busca Sharapova superar los octavos de final del año pasado, e intentar lograr su segundo Wimbledon, tras el que lograra cuando tan solo tenía 17 años.