La pista 3 de Wimbledon se convertía hoy en el escenario sobre el que se desarrollaba uno de los acontecimientos más emotivos del torneo: el regreso a casa de Laura Robson.

En aquel mágico 2013 para el tenis británico, Robson llegó hasta los octavos del torneo londinense. Laura se convirtió en "la primera dama" de Andy Murray, y las hazañas de ambos sobre el pasto del All England eran recogidas jornada tras jornada en las portadas de todos los medios locales. Los aficionados británicos habían encontrado al fin una tenista a la que admirar.

Pero en este 2015 la situación para Laura era muy diferente. Su muñeca dijo basta en el Open de Australia 2014 y, desde entonces, Laura ha permanecido fuera del circuito WTA. Su maltrecha muñeca izquierda ha sido tratada por Richard Berger, doctor que comparte con Juan Martín Del Potro. Ambos tenistas han tenido en sus muñecas todo un calvario de lesiones que ha cortado en seco su prometedora carrera.

Tras varios intentos frustrados, Laura Robson volvió a las pistas la semana pasada en Eastbourne, donde apenas pudo hacer un juego ante la rusa Daria Gavrilova. La "vuelta deseada" debería esperar a Wimbledon.

Era un secreto a voces que Laura recibiría una Wild Card para el cuadro final del major londinense. Se cumplieron los pronósticos y el azar le deparó una rival asequible en primera ronda, Evgeniya Rodina, número 101 del mundo. Laura podía y quería soñar.

Robson saltaba a una abarrotada Pista 3 con la ilusión de una niña con zapatos nuevos. Pero la realidad es que poco queda de aquella Laura de 2013.

Su rival era muy superior, los errores eran continuos -hasta 45 en todo el partido- y el break no tardó en llegar. Entre fallo y fallo, las miradas al cielo, los lamentos y las miradas de desesperación se sucedían. "Hazla jugar, Laura" -se gritaba. La joven británica estaba viviendo una auténtica y amarga odisea.

Pero el inconformismo y la batalla incesante fueron los valores que llevaron a la siempre sonriente Laura al puesto 27 del ranking. Y no hay lesión que pueda con esto. Robson rompía a las primeras de cambio y la ilusión volvía al rostro de todos los aficionados. Pero la realidad es que Laura estuvo fatal con el saque y perdió sus tres siguientes servicios para terminar perdiendo la manga por 6-4.

A pesar de la derrota, Laura Robson dejó buenas sensaciones en el segundo set, luchando hasta la extenuación, mucho más allá de lo que su oxidado tenis y su baja forma física le permitieron. Lo realmente importante es que la británica está de vuelta. A sus 21 años, Robson tiene una brillante carrera por delante, y aún son muchas las alegrías que Laura tiene que dar al público que hoy incansablemente le animó.

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