De nuevo se ciernen las dudas sobre Rafa Nadal. Su estado de forma, su rodilla, los errores no forzados que antes no aparecían en su juego y ahora son la tónica habitual, el escaso partido que saca a un servicio falto de potencia y velocidad, todo a raíz de la última derrota del que es en la actualidad número 10 del mundo.

El caer en segunda ronda ante un Dustin Brown que en la fase posterior se fue a casa en cuatro sets, eliminado por el serbio Viktor Troicki, ha vuelto a abrir el debate entre los seguidores del tenista balear y también entre los entendidos del deporte de la raqueta que parecen focalizar el problema en la monotonía y en que tal vez, el tiempo de Toni Nadal como entrenador de su sobrino, haya acabado y lo que necesite Rafa sea un revulsivo, un cambio de preparador que le haga recuperar la ilusión de nuevo.

Dicho esto, lo cierto es que Wimbledon no es el mejor lugar para sacar conclusiones con respecto al manacorí ya que como él mismo ha afirmado, a pesar de contar con dos títulos en sus vitrinas, es el Grand Slam en el que más incómodo se siente debido a la superficie, hierba, que convierte cada peloteo en un combate efímero con bolas llegando a una velocidad supina que hacen sufrir al físico del balear.

La gota que colma el vaso

La derrota ante Dustin Brown parece que ha sido la gota que ha colmado el vaso en un año que no está siendo, ni mucho menos, bueno para el español. El juego anárquico del tenista alemán sacó, literalmente, del partido a un Rafa que tuvo que hacer las maletas antes de tiempo. Antes de lo que él mismo pensaba y también de lo que los entendidos en la materia creían.

Solo ha conseguido alzarse con la victoria en Buenos Aires y Stuttgart esta temporada

Pero lo cierto es que el año de Nadal no está siendo ni mucho menos bueno. Con únicamente dos torneos conquistados en lo que va de año, en Buenos Aires (sobre arcilla y en febrero) derrotando a Juan Mónaco 6-4 y 6-1 y, curiosamente, en Stuttgart, sobre hierba y el pasado mes de junio, en la preparación del torneo londinense, con un gran juego y borrando de la pista a Viktor Troicki, al que derrotó 7-6 y 6-3.

Una final en casa, en el Masters 1000 de Madrid, en la que cayó contundentemente ante Andy Murray y tres actuaciones decepcionantes en los tres Grad Slam perdiendo en cuartos en el Abierto de Australia, en la misma ronda en su torneo predilecto, Roland Garros y en segunda ronda en Wimbledon es un pobre bagaje para un tenista de la calidad de Rafa.

Foto: Wimbledon

Malos resultados los últimos años

Lo cierto es que los malos resultados en el torneo londinense no vienen de ahora. Son ya cuatro los años en los que el balear lleva sin meterse en los cuartos de final del tercer grande del año. Desde 2011, cuando llegó a la final y cayó derrotado en una preciosa batalla ante el serbio Novak Djokovic por 6-4, 6-1, 1-6, 6-3. Por aquel entonces el tenista balcánico empezaba a poner así los cimientos del que iba a empezar a ser su reinado.

Nadal acumula cuatro años sin meterse en cuartos de final de Wimbledon

Nadal perdió en 2012, y en segunda ronda ante el checo Lukas Rosol, un año más tarde lo hizo a las primeras de cambio ante Steve Darcis, el año pasado ante el australiano Nick Kyrgios no pudo pasar de octavos y este año ante el número 105 del mundo, el germano Dustin Brown, no ha podido, ni siquiera, acariciar la tercera ronda.

Algo pasa por la cabeza del mallorquín cuando llega hasta el All England Club que se viene abajo a las primeras de cambio cuando las cosas vienen mal dadas como ocurrió el pasado jueves, lo que es sorprendente tras ver el buen debut del martes ante el brasileño Thomaz Bellucci, que hizo incluso a Toni Nadal venirse arriba y afirmar que su sobrino era favorito para alzarse con su tercer torneo británico.

Foto: Wimbledon

Dos títulos a lo grande

Porque recordemos, que aunque el balear no esté atravesando su mejor racha en lo tenístico en general y en el torneo londinense en particular, acumula en su palmarés dos trofeos del que para muchos es el torneo más prestigioso y difícil de conseguir del mundo, Wimbledon.

Nadal consiguió ganar Wimbledon en 2009 y 2010 ante Federer y Berdych respectivamente

Fue en 2008 primero, hace ya siete años, cuando todos vibrábamos a lo grande con nuestro compatriota, ejemplo de raza, coraje, corazón, esfuerzo y sacrificio. Era su tercera final consecutiva y tras dos tortazos en forma de derrotas, a la tercera, esta vez sí, fue la vencida.

Nadal, con tan solo 22 años por aquel entonces, batía en una final inolvidable al mejor tenista de todos los tiempos, Roger Federer, en un partido memorable que los especialistas de la raqueta han metido entre los mejores de la historia. Casi cinco horas del mejor tenis (4 horas y 46 minutos) que hicieron consagrarse al español que un año después iba a repetir gesta.

En 2010, barrió sin ningún tipo de discusión a Tomas Berdych por un contundente 6-3, 7-5 y 6-1 y sumaba su octavo Grand Slam con tan solo 23 años. Era el número uno y la sensación en el mundo del deporte por sus valores y su saber estar tanto dentro como fuera de la pista.

Foto: Wimbledon

Nadie duda de Nadal

También cabe recordar que Nadal no es un jugador que se rinda y que a pesar de que no está atravesando por su mejor momento de forma, no cabe la menor duda de que a sus 29 años recién cumplidos le queda mucho tenis y muchas alegrías que dar al deporte español como viene haciendo durante toda su carrera.

66 torneos, 14 Grand Slam entre ellos, avalan al español

No en vano, el manacorí acumula 66 torneos en su haber, con 14 Grand Slam (un Abierto de Australia, nueve Roland Garros, dos Wimbledon y dos Abiertos de Estados Unidos), además de una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín, en el año 2008 y cuatro Copa Davis.

Historial más que suficiente para que, a pesar de la derrota de esta semana en Wimbledon, nadie dude del mejor tenista español de todos los tiempos y tampoco de su recuperación. Ya que seguro que a Nadal le quedan aún muchas páginas que escribir en el anuario de su inmaculada carrera.

Foto: Wimbledon