La Catedral de Saint-Nazaire una de las joyas turísticas de Béziers, residencia de nacimiento de Richard Gasquet. Una infraestructura bella que se puede observar desde la lejanía por su altura y sobre todo por la noche donde las luces hacen de la Catedral una auténtica belleza.

Algo tan bello hizo Gasquet con la raqueta frente al gigante Kyrgios. Una clase de tenis sobre la moqueta londinense ante un público expectante de ver un encuentro de gran nivel. Un choque donde el francés fue el dominador a excepción del tercer set donde con punto de partido terminó cediendo la manga. El resultado final fue de 7-5, 6-1, 6-7 y 7-6.

Saber voltear la situación, una virtud

No comenzaba bien el partido para el francés que en su primer servicio del encuentro perdía su saque en un juego que tenía bastante controlado, pero que la falta de finura de primeras con la superficie provocó que perdiera una ventaja de 40-15 para terminar cediendo en el deuce. Los mismo problemas sufrió el tenista australiano en su primer servicio donde con tuvo que arriesgar con su derecha en dos ocasiones con bola de rotura en contra.

El partido no dejaba para descansos ni para continuos aplausos de los espectadores en las gradas ante los buenos puntos que hacían los dos jugadores. Gasquet pudo romper, dos juegos después, con un tenis de gran nivel y golpes variados que provocaron los continuos errores de Kyrgios.

Tras una tormenta de inicio, los servicios fueron más tranquilos y sobre todo el galo supo aprovechar la precisión de sus tiros para lograr varios saques en blanco que hacían prever que el partido se iría al tie-break. No obstante, Gasquet se sacó de la manga puntos espectaculares para romper el saque del aussie cuando más daño hacía y ganar la primera manga por 7-5.

Un torbellino desde Languedoc-Rosellón 

Kyrgios entró en acción a la segunda manga con pocas ganas de corres y ofrecer su mejor repertorio de golpes. Gasquet ganaba sus primeros servicios sin permitir al australiano ganar ningún punto. Los grandes golpes ganadores de Gasquet desde el principio frustraban al aussie que se veía impotente con el ritmo del partido.

El francés mantenía el elevado ritmo de juego para que sus golpes plano tuvieran mayor mordiente y provocaran un grado más de esfuerzo para su contrincante llegar a él y devolver la bola con la suficiente precisión para mantener la pelota entre los límites exigibles. Ni tiempo le dio al público pestañear cuando vio el marcador en un contundente 5-0.

Poco podría hacer el australiano que salvó su honor consiguiendo un juego que le permitió maquillar el resultado, eso sí con sufrimiento ya que llegó a ir 15-30 en el marcador. Empero, poco pudo hacer para que el luminoso acabara 6-1.

Kyrgios decide jugar

La tercera manga empezaría con una clara mejora de Kyrgios en su juego, además de tener esa confianza que le faltó durante todo el segundo set. En el primer servicio del francés, el aussie reseteó su juego ofensivo para que sus golpeos imprecisos tuvieran la capacidad de acabar en las líneas. Así logró romper el primer juego al saque del galo.

Kyrgios necesitó tres bolas de rotura para conseguirlo, las mismas que necesitó Gasquet para recuperar la desventaja que tenía desde el principio del set. El francés volvió a su gran tenis con golpes planos e imposibles para su rival. Lograba volver a adaptarse a la perfección con la hierba tras unos momentos de duda.

El set acabó en la muerte súbita, pese que a ambos tenistas tuvieron sus opciones de evitar el juego final. Así, la mayor precisión durante el tie-break de Kyrgios le permitió forzar la cuarta manga y conseguir esa motivación que había escaseado a lo largo del encuentro.

Gasquet termina con florituras

El partido comenzó a menguar su ritmo ante el cansancio de ambos tenistas por la temperatura asfixiante de la pista. Los restadores no forzaban tanto para intentar poner en peligro el saque de su rival y buscar esa necesaria ventaja.

El 'status quo' era evidente y ninguno estaba jugando con la agresividad hasta la fecha. La mayoría de los golpes acababan en la red o en el pasillo de dobles. El choque iba destinado, una vez más, a la muerte súbita. Empeoró, en esta ocasión la situación se volteó y fue el francés con un magistral tie-break el que logró vencer y setenciar un encuentro donde ha mostrado el gran tenis que ha evidenciado durante los últimos años.