Suele decirse que cuanto más se sufre por alcanzar una meta más satisfactorio es el momento en que se alcanza. Mucho tiempo llevaba Garbiñe Muguruza esperando pasar la barrera de los cuartos de final en Grand Slam, tras sus derrotas en Roland Garros 2014 y 2015. Una estrella en ciernes que ya con 21 años quiere convertirse en una realidad, mostrando una ambición descomunal

La constancia de Garbiñe ha tenido premio en el terreno más adverso en un principio para ella, poniéndose de manifiesta que los únicos límites que tiene la española son los que puede ponerse ella a sí misma. Jugadoras superiores a Muguruza en ránking se están viendo sometidas al tenis incisivo de la hispanovenezolana, y la víctima en cuartos de final de Wimbledon fue Timea Bacsinszky, testigo de excepción de una lección de madurez de la joven española.

Poso de campeona de Muguruza

Atrás quedan los miedos, las incertidumbres, los gestos cruzados al ver cómo los errores se acumulaban y la inseguridad en sí misma. Garbiñe parece dejar atrás su lado más endeble mentalmente, ése que tantas veces la ha condenado a la derrota en partidos que dominaba. 

Muguruza muy sólida mentalmente y sacando su mejor tenis en momentos cumbre

Garbiñe se está creciendo en los momentos clave; ya lo hizo ante Kerber, salvando hasta nueve bolas de set para la alemana, y lo volvió a hacer ante Bacsinszky. La suiza tuvo sus opciones ante una Muguruza algo anquilosada de inicio, pero el tenis de la española fluyó cual manantial de agua fresca en situaciones límite.

Es la número 15 del mundo, pero desde el primer punto dio la sensación que Garbiñe dominaba. En el tenis actual está penado tener un golpe clave que no se ejecute con soltura, y ésto le ocurre a Bacsinszky. La derecha de la helvética no está al nivel de una jugadora top20. Totalmente desequilibrada, incapaz de conectar paralelos con velocidad, y recurriendo en demasiadas ocasiones a estrambóticos golpes...¿cortados? con su drive.

La española apretó cuando consideró oportuno y desbordó a Timea

Muguruza comenzó algo parada de piernas, y se limitó a mandar con su servicio. Estuvo imprecisa al resto la española, que incluso tuvo que salvar alguna situación de bola de rotura en contra, lo cual reforzó su confianza. En el duodécimo juego, cuando la suiza se disponía a forzar el tiebreak, Muguruza decidió que era el momento. Ajustó el punto de mira, aceleró de piernas y se fortaleció mentalmente. Juego y set en un abrir y cerrar de ojos.

Garbiñe saboreó en exceso la solidez de su triunfo parcial, y cedió el servicio en el primero juego del segundo set. Fue un espejismo. Rápidamente la española volvió a mostrar esa mirada de decisión, esa mirada que transmite autoconfianza y grandeza presente y futura. El tenis de Muguruza volvió a erigirse sobre la pista 1, y la buena de Timea cedió el saque. 

17 golpes ganadores y 17 errores no forzados de la española

Se mantuvo la igualdad hasta el octavo juego, donde de nuevo Garbiñe decidió que ya era hora. Es tal la superioridad de la española que da sensación de ganar cuando quiere. Suena pretencioso, chulesco, pero es la realidad. Break y consolidación para postrarse sobre el césped londinense y celebrar un nuevo paso en su progresión. Semifinales de Grand Slam para una jugadora llamada a cotas aún más altas.

Objetivo conseguido...pero quiere más

Garbiñe no se conforma. En su segundo año en la élite del tenis mundial ya ha conseguido llegar a semifinales. Ha necesitado de tres oportunidades pero ahí está. No por ser esperado supone esto un mérito menor; es preciso valorar la madurez mental de una jugadora de apenas 21 años, que si es capaz de mantener la solidez que viene mostrando en Wimbledon, no parece tener freno.

En semifinales, Garbiñe se verá las caras frente a la ganadora del duelo entre Radwanska y Keys. La polaca se erige en la favorita, y es toda una especialista en hierba; una de las jugadoras que más daño pueden hacer Garbiñe, debido a su gran capacidad de defensa y contraataque y escasos errores no forzados. Se han enfrentado en cuatro ocasiones, con dos victorias para cada una, pero la hierba es el territorio idóneo para la polaca.

En lo que concierne a Madison Keys, es preciso señalar que son de la misma generación. Dos de las jugadoras más prometedoras del circuito WTA, que solo se han enfrentado en una ocasión, y fue en 2012, cuando daban sus primeros destellos de talento. Fue en la previa del torneo de Cinccinnati y ganó la estadounidense, pero no es un duelo que pueda tomarse como referencia.

Garbiñe seguirá a lo suyo. Es una jugadora que se crece en los grandes escenarios, y el próximo en el que hará acto de presencia será en la catedral del tenis mundial. La española está a tan solo cuatro sets de ganar Wimbledon, y está capacitada para hacerlo. Continúa la batalla.