Roger Federer y Andy Murray. Elegancia y coraje. Belleza y empuje. Tenis, mucho tenis. El azar, caprichoso como siempre, quiso que sus hasta ahora inmaculados caminos, se cruzen en la penúltima ronda del torneo más prestigioso del mundo. En otras palabras, quiso que uno de los dos se quede a un paso de la gloria, con la miel en los labios y con un "lo que pudo ser y no fue" reflejado en el rostro.

El partido de mañana es uno de esos encuentros que paralizan el mundo. El monótono sonido de la bola contra el cordaje y los gráciles desplazamientos de ambos contendientes serán la única muestra de movilidad en una Pista Central que durante unas horas se convertirá en el centro de atención de todas las miradas.

La semifinal ha sido calificada por muchos como "la batalla del año". La enorme calidad de ambos y la excelencia alcanzada sobre el pasto londinense parecen argumentos suficientes para dar la razón a aquellos que así lo piensan.

Igualdad como tónica dominante

Cuando Roger Federer y Andy Murray saltan a una misma pista de tenis, nada se puede prever. Sus partidos son sinónimo de equilibrio, un equilibrio que solo los "detalles de genio" pueden alterar.

El cara a cara entre ambos es fiel reflejo de esta paridad. El genio de Basilea y Murricane han medido sus fuerzas en 23 ocasiones. El suizo alzó los brazos en 12 ocasiones, una más que el escocés. Sobre hierba, el asunto va más allá, y la homogeneidad es total: el suizo venció en la final de Wimbledon 2012. Un mes después, Andy daría la réplica al arrebatarle a Roger el oro en los Juegos Olímpicos de Londres, disputados también en el All England Lawn Tennis & Croquet Club.

La excelsa temporada de Murray y el implacabe peso de los años para Roger parecían ser factores de suficiente peso para desequilibrar la balanza en favor del de Dunblane. Pero el brillante nivel demostrado por Federer en lo que va de torneo ha tumbado estos argumentos, y ha hecho de esta semifinal un partido cuyo resultado es prácticamente imposible de predecir.

Roger Federer, conquistar la red

"Flota como una mariposa, pica como una abeja". La legendaria frase de Muhammad Ali se configura como la hoja de ruta ideal que el maestro suizo ha de seguir.

A Roger no le conviene entrar en el cuerpo a cuerpo, pues sabe que Federer debe evitar los peloteos largosde "una batalla en el barro" sus posibilidades de salir bien parado se reducen dráticamente. Federer debe evitar, en la medida de lo posible, los interminables peloteos de fondo que a buen seguro Murray le planteará. La duración de los puntos será inversamente proporcional a las opciones de éxito de Roger.

La red tiene que ser el habitat natural del suizo. El "tenis clásico" de saque y volea es el mejor aliado de Federer para derrotar a Murray, fiel reflejo del "tenis moderno" de potencia y aguante. El porcentaje y la precisión del primer servicio serán vitales para el número dos del mundo a la hora de alcanzar con garantías la red, y más teniendo en cuenta que enfrente tendrá a uno de los mejores "pasadores" del circuito.

Aquel verano de 2012, en el que ambos fueron los reyes del planeta tenis, despierta una sonrisa en el mejor de todos los tiempos. "Me trae recuerdos de un gran verano para los dos. Andy iba a por su primer Wimbledon en 2012. Así que obviamente iba a ser duro. Él había perdido algunos grandes antes de eso" -declaró el campeón de 17 Grand Slams tras su victoria ante Simon.

Murray, solidez y apoyo desde la grada

La clave del éxito para Murray radica en la necesidad de evitar que Federer se sienta cómodo sobre la pista. El de Dunblane debe hacer todo lo posible para que no se cumpla lo descrito en los párrafos anteriores, debe sacar al genio de su "zona de confort".

Para ello, Murray debe llevar la palabra solidez tatuada a fuego en su Es vital mantener a Federer lejos de la redfrente. El británico es consciente de que Federer tratará de moverlo de lado a lado, de que va a tener que correr mucho. El estado físico de Andy es excepcional, probablemente el mejor del circuito, por lo que la fatiga que supone jugar contra el suizo no debería ser un problema. Aguantar las envestidas de Roger y mantenerlo lejos de la red, que no será fácil, deberían ser la llave a la final para el pupilo de Mauresmo.

Además, Andy cuenta con un arma que no tiene su rival: el apoyo incondicional de toda una nación. A pesar de que Roger Federer es un ser venerable en el All England, la presión ambiental no jugará a su favor, pues desde que Murray acabase con la "maldición de Fred Perry" la conexión entre Andy y el respetable roza lo místico y espiritual.

Murray es consciente de lo importante que es para él sentir el calor de la, paradójicamente, fría grada: ""Estoy seguro de que el ambiente será magnífico. Espero tener el apoyo de la grada el viernes, siempre ha sido así cada año aunque obviamente Roger es extremadamente popular allí donde va".

El choque entre colosos deparará un antes y un después en la temporada y, posiblemente, en la historia de ambos. Federer sabe, desgraciadamente, que su carrera está ya en el recta final y esta edición de The Championships puede ser su último tren hacia el ansiando 18º Grand Slam, la última bala del mejor pistolero de la historia. Por su parte, Murray juega para la historia, para fulminar a los fantasmas del pasado y para ser, de nuevo, pofeta en su tierra. Roger Federer y Andy Murray, genio y figura.