Para estar en lo más alto hay que saborear las mieles de la derrota. Los grandes campeones se han forjado a base de duros reveses, de momentos duros en la carrera que curten la mente de la protagonista y la hacen mejorar en el futuro. Ésta es la lectura que ha de hacer del encuentro una Garbiñe Muguruza, que con sus 21 años ha dado un espectáculo notable durante todo el evento, y solo ha podido ser frenada por una extraterrestre del tenis mundial. Serena Williams obtiene su cuarto Grand Slam consecutivo y aspira a ganar los cuatro major en la misma temporada.

Garbiñe acabó con un sabor agridulce un encuentro en el que no pudo llevar a cabo su tenis. Resulta frustrante estar soñando durante toda la vida con una final en Wimbledon, y una vez se está en ella no haber podido disfrutarla, no haber podido hacer disfrutar a los aficionados y sentir que podía haber hecho algo más sobre la pista.

Serena impuso su experiencia

Comenzó dubitativa la estadounidense, acumulando errores por doquier con su servicio, y cediendo su saque a las primeras de cambio. Muguruza se encontró arriba en el marcador en un abrir y cerrar de ojos, sin apenas haber comenzado a sudar.

Partido sin ritmo, con demasiado preeminencia de los saques La menor de las Williams parecía incapaz de meter bolas en pista. Un momento clave del encuentro se dio en el 2-0 y 0-30 a favor de Garbiñe; la española se jugó un resto con segundo servicio y se fue. La estadounidense lanzó un grito al viento que suponía el aviso de lo que se avecinaba. Primeros saques a una velocidad que ya quisieran muchos hombres del circuito ATP, y una garra competitiva que acabó empequeñeciendo a la española.

Con 4-2 para Garbiñe, que se había mantenido con ventaja gracias a buenos servicios, se produjo la ruptura y comenzó un parcial de 9 juegos a 1 para la de Florida. Se hizo con el primer set Serena, y Garbiñe se paró de piernas, y se bloqueó mentalmente. No había intercambios, no había ritmo, y el juego alegre de la española no podía fluir.

Garbiñe Muguruza en Wimbledon 2015. Foto: Wimbledon

Serena se colocó 5-1 ante una Muguruza totalmente desdibujada. Y ahí se alzó imponente el carácter de una joven de 21 años que promete dar muchas alegrías. Se desperezó y se olvidó de que estaba jugando una final de Wimbledon. Con todo perdido, comenzó a pegar a la pelota como ha venido haciendo todo el torneo, e hizo vibrar al público con una reacción digna de una competidora nata.

Muguruza maquilló el marcador e hizo soñar con remontada histórica

No pudo completar la machada. Salvó una bola de campeonato a favor de Serena, pero cuando parecía que el partido podía dar un giro total, la estadounidense aprovechó el resquicio ofrecido por la española. 5-4 y saque de Garbiñe, que se achantó un poco, cometiendo una doble falta y jugando más lenta de piernas de lo que lo había hecho en los juegos anteriores.

Serena se lanzó a por el partido como si de una leona a una cebra se tratara. Brazos al cielo y sonrisa deslumbrante de una jugadora mítica, que amenaza ya el récord de Steffi Graf, con 22 Grand Slam.

Dura pero edificante derrota para Garbiñe

El orgullo y la ilusión que ha transmitido Muguruza a todo un país no caerán en saco roto. Ha perdido una final en este Wimbledon, pero se ha ganado el cariño y la admiración de muchas personas, así como el respeto y el temor de grandes jugadoras del circuito. Garbiñe ha puesto de manifiesto de qué es capaz, y amenaza con convertirse en una gran jugadora en el futuro.

Parece muy probable que la española tendrá más oportunidades

No ha de olvidar esta final una Garbiñe que puede extraer muchas conclusiones de la misma. La sensación de nervios vivida en la primera final de un Grand Slam no ha de ser equiparable con nada, y a buen seguro que Muguruza sabrá canalizar mejor los nervios en la siguiente oportunidad...porque aunque nunca se sabe, parece lógico que esta jugadora podrá tener más opciones. Es un día feliz para Serena, pero también ha de serlo para Garbiñe y para todo el tenis español.