Un sol espléndido recibía a los amantes del tenis en la pista central del Hamburgo. La pista había recogido el techo retráctil para que los tenistas se jugasen el pase a la final con el sol alemán como testigo de los combates. Los primeros en jugarse el puesto en la final eran Fabio Fognini y Lucas Pouille. El tenista italiano tuvo un comienzo irregular en el torneo dejando en sus victorias muchas dudas; Pouille, por su parte, era la sorpresa del torneo y llegaba a las semifinales sin ceder ningún set en ninguno de sus partidos. Los dos tenistas están distantes en el ranking ATP: Fognini ocupa el trigésimo segundo escalón mientras que Pouille está en el número ochenta y cinco. A pesar de la diferencia de ranking, el joven tenista francés había ganado el único encuentro contra Fognini en el torneo de París hace poco menos de un año. A pesar de que Pouille estaba haciendo una gran actuación en Hamburgo y que venció a Fognini en la única réplica del partido, el favorito para jugar la final era el tenista italiano.

El partido comenzó de la peor forma posible para el joven francés, que perdió su primer servicio del partido. En la pista parecía que se habían intercambiado los papelas que habían protagonizado en el torneo: era Fognini quien empezaba muy metido en el partido sin nervios ni dudas, mientras Pouille era el tenista que comenzaba con dudas y no terminaba de encontrar su mejor versión. Fognini seguía en gran forma y, peloteando desde el fondo de la pista, dejaba que fuese su rival quien cometiese los errores. Pouille volvió a perder otro servicio y dejó el set en bandeja a Fognini que se aprovecha de las dudas y los nervios de su rival. Sin mayores complicaciones, el italiano cerró con maestría el primer parcial y tomó una preciada ventaja en el marcador.

Pouille no se encontraba cómodo con su juego: había apostado por intentar jugarle de tú a tú a Fognini desde el fondo de la pista. El italiano, que es un gran 'pasa bolas' estaba muy cómodo en el fondo de la pista moviendo de un lado a otro, como un titiritero puede hacer con sus marionetas a su antojo (en este caso a Pouille de un lado a otro de la pista). El galo debía cambiar su estilo de juego si quería poner la guinda al pastel a su actuación en Hamburgo jugando la final del torneo.

Pouille no parecía terminar de encontrase cómodo en la pista y le costó mantener el primer servicio del segundo parcial. Fognini se crecía ante los errores de su rival, pero el italiano se excedió con la confianza y apunto estuvo de perder su servicio. El partido dio un giro de ciento ochenta grados cuando Pouille encontró el talón de Aquiles de Fognini: las dejadas. El francés cambió su estilo de juego consciente de que le perjudicaba el peloteo y comenzó a subir a volear a la red y a intentar dejadas desde el fondo de la pista. La táctica surtió efecto y el partido se igualó hasta el punto de que el segundo set se iba a decidir en el tie break. Aquí los errores no forzados condenaron al francés, que reaccionó demasiado tarde y se despidió de Hamburgo con una amarga derrota que deja sin la guinda al pastel de sus grandes partido en la arcilla alemana.

Fognini se convierte así en el primer finalista de Hamburgo y ya espera a su rival que saldrá del partido que enfrenta a Nadal contra su compatriota Seppi. Fognini comenzó el torneo con unas actuaciones muy irregulares que le llevaron a estar siempre al filo de la navaja en sus partidos, pero al final conseguía resolver el entuerto con nota. El italiano luchará por levantar el trofeo de Hamburgo contra Nadal o Seppi; cualquiera de los dos le exigirá el máximo de su tenis a Fognini que intentará revalidar el título conseguido en el 2013.