Pocas cosas hay tan bonitas en el tenis como ver a un jugador en el ocaso, que a base de esfuerzo y pasión es capaz de elevar el astro rey para que ilumine de nuevo su tránsito por las pistas. Ésto es lo que está haciendo Paul-Henri Mathieu, cuyas malogradas rodillas por diversas lesiones, no están siendo freno a la ilusión que desborda así como al talento que atesora. El francés está en semifinales de un torneo ATP, algo que no conseguía desde Basilea 2012.

Fortaleza mental como máxima

Con mucho rodaje al proceder de la fase previa, y arrastrando las buenas sensaciones de las que gozó en el torneo de Bastad, donde llegó a cuartos de final, Mathieu está practicando un tenis polivalente, en el que a pesar de los altibajos que ostenta debido a una forma física mejorable, está sabiendo tener la capacidad de salir de ellos.

Fue ésto lo que le ocurrió ante Delbonis. El galo necesita jugar con gran intensidad de piernas todos los puntos, golpeando delante la pelota y dominando los intercambios. Sin grandes agujeros en su tenis, Mathieu sufre cuando va a remolque en los puntos, pero su veteranía le está confiriendo la capacidad de análisis para desbordar a sus rivales.

Ante Delbonis se produjo una guerra de trincheras. Como buen alsaciano, Mathieu demostró sus habilidades en las artes bélicas, aplicadas al tenis, y se hizo con el primer set tras acabar con la paciencia de su rival, y apoyarse en un buen nivel al servicio, perdiendo un solo punto con su primer servicio en el set inicial.

Reaccionó con rabia el argentino, y aprovechó una cierta relajación y displicencia de Mathieu. El galo vio cómo todo se ponía en su contra, con un Delbonis henchido de confianza que le endosó un rosco. Pero Mathieu había contemporizado su tenis y racionalizado sus esfuerzos. Comenzó el set definitivo con la misma intensidad que el primero, y pronto puso tierra de por medio, ante un cariacontecido Delbonis, que veía cómo el partido se le escapaba de las manos. 6-3 en la tercera manga, y el pase a semifinales. Una vez aquí, será aún más difícil luchar contra la ilusión de un amante del tenis que quiere reverdecer tiempos pasados.