Entrenar, comer, competir y dormir. Ésta es la rutina que ha llevado a cabo Dominique Thiem en las últimas tres semanas. El cuerpo y la mente del joven diamante austriaco dijeron basta donde más duele hacerlo; en su propia casa, ante su gente, ante su público, que esperaba impaciente ver levantar el trofeo de ganador a su amado Dominique.

Resulta épico lo que ha hecho el austriaco durante el mes de julio, encadenando dos torneos cosechando el título. Se ha visto a un jugador letal, tanto en Umag como en Gstaad, auspiciado por su gran movilidad sobre tierra batida y una capacidad para lanzar golpes ganadores tanto con el revés como con la derecha, que hacen pensar en este jugador como un futuro top10. Pero no se puede mantener ese ritmo constantemente...y menos si enfrente de la pista está Philippe Kohlschreiber.

El éxito al servicio de la experiencia

No está siendo el año más activo del jugador alemán, en lo que se refiere a comparecencias en torneos, ni tampoco el más regular en resultados. Sin embargo, el de Munich se está sintiendo muy cómodo en estos eventos sobre tierra batida, en los que su veteranía le dan un valor añadido.

Rozó la excelencia y el título en su ciudad natal, donde solo un notable Murray pudo arrebatarle el trofeo, en una de las mejores finales del año, que se tuvo que disputar en lunes por la lluvia. Y parece decidido a volver a la senda del triunfo en tierras austriaca. El teutón venía repleto de confianza tras derrocar a Fognini, y eso le hizo salir imparable ante Thiem.

Poco intimida a este jugador una grada en contra como la que tenía hoy, y pronto se encargó de enfriarla. Esperando los restos desde muy atrás de la línea de fondo, jugando con paciencia y erigiéndose en un muro, Kohlschreiber encontró la desesperación en un Thiem poco preciso y falto de frescura mental.

El primer set fue una lección de cómo ser mucho mejor planteando un claro esquema de juego, así como a la hora de elegir los golpes en cada punto. 6-0 para Kohlschreiber y una profunda desazón en la grada, que veía impotente a su jugador.

Dominique Thiem en Kitzbühel. Foto: atpworldtour

Reacción del austriaco que tuvo bola de set en el segundo parcial

Sin embargo, en el segundo set Thiem sacó fuerzas de flaqueza y tiró de orgullo. Mejorando notablemente su rendimiento al servicio, logró salvar las cuatro bolas de break de las que dispuso el alemán, y llevó el set al tiebreak, en una demostración de que es y, sobre todo será, un gran competidor y campeón.

Kohlschreiber buscará el sexto título de su carrera

Tuvo sus opciones en la muerte súbita, llegando a gozar de un 6-5 y servicio, pero ahí se vio que no era su día. Cometió una infantil doble falta que acabó por condenarle al ostracismo. Kohlschreiber está en la final y buscará el sexto título de su carrera, y segundo fuera de Alemania. Solo logró ser campeón en Auckland, además de en eventos en su propio país. Por su parte, Thiem habrá de descansar y renovar energías para regresar con su mejor tenis a los eventos de la gira estadounidense, donde a buen seguro dará mucho que hablar.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.