La venganza es un plato que se sirve en frío, y si bien es cierto que no se puede equiparar una semifinal de un ATP 500 con una final de Grand Slam, éste partido puede erigirse en un punto de inflexión a partir del cual Nishikori pueda redimirse totalmente de su derrota frente a Cilic en Flushing Meadows.

Tras casi un año del gran torneo de ambos, que les sirvió como catapulta al estrellato y consolidación en el top10, Nishikori y Cilic no han sabido dar continuidad al gran tenis que mostraron en Nueva York. Las lesiones lastraron su progresión, pero no se han erigido en jugadores estables y regulares. No obstante, quien parece más cerca de lograrlo es el japonés.

Nishikori mostró una vivacidad de piernas extrema

Todos golpean bien a la pelota y tiene un físico envidiable, pero pocos son capaces de moverse perfectamente durante todo un encuentro, y conectar con la bola en el momento óptimo. Nishikori es uno de los jugadores que mejor se mueve sobre la pista. Entra, sale, recupera velozmente y pasa en un visto y no visto de una defensa inverosímil a un ataque letal.

El primer set fue un espejismo de cómo jugó luego Nishikori

Así lo hizo ante Cilic...aunque en los dos últimos sets. En un primer parcial algo descafeinado y con ambos jugadores con el freno echado, Cilic supo aprovechar la única oportunidad de break de la que dispuso, y se apoyó fantásticamente con su servicio para materializar esta ventaja en la consecución de la primera manga.

Pero todo cambió. Pronto se percibió un incremento notable en la intensidad de piernas del nipón. A pesar de mostrarse cabizbajo durante gran partido del partido, y con cierto desasosiego, Nishikori mejoró mucho su nivel. Fue atendido en varias ocasiones por el fisioterapeuta del torneo en su tren inferior, pero no dio síntomas de grandes molestias.

Kei rompió el servicio de su rival en el segundo juego, y tomó carrerilla. Fue imposible para Cilic desbordar desde el fondo de la pista al japonés, que se erigía en un muro, y tiraba con mucha confianza. Variedad de efectos y velocidades enorme la que impuso Nishikori, que dio una exhibición en el segundo set, ante el estupor de Cilic y el entusiasmo de una grada local muy volcada con el japonés.

Gran actitud competitiva de Cilic durante todo el partido

El croata no parecía capaz de revertir la situación, y mucho menos cuando perdió su servicio en el primer juego del tercer y definitivo set. Nishikori estaba imparable con primeros servicios, ganado diez de los catorce puntos que disputó con éstos en el último parcial. Cilic comenzó a jugar de manera muy emocional y pasional. Subía a la red con frescura, buscaba golpes cortados y se jugaba mandobles de fondo de pista.

Tuvo ya sus oportunidades en quinto juego del set, pero fue en el séptimo cuando el esfuerzo y coraje de Marin tuvo su recompensa en forma de break. 4-4 campeaba en el marcador cuando el croata se disponía a consolidar lo que tanto le había costado obtener. Y ahí le fallaron las fuerzas; tanto físicas como mentales. Nishikori apretó los dientes y supo jugar muy bien cada uno de los puntos de ese fatídico juego para Cilic. Nueva ruptura en favor del japonés, y ésta vez no se le escaparía.

Con la vista puesta en Nueva York

Esta victoria supone algo más que un billete para una final. Es la materialización de que Nishikori está preparado para competir al más alto nivel, y que tan solo necesita cierto rodaje. Si certifica sus buenas sensaciones con un título, el nipón llegará repleto de confianza a los torneos importantes de la gira Us Open Series, y optará a lo máximo. Buscará Kei el décimo título en su carrera profesional, y el que sería tercero este año 2015, tras los cosechados en Memphis y Barcelona.

Cilic, por su parte, no ha de irse decepcionado ya que mantuvo una gran actitud durante todo el partido. Es cierto que no parece estar al nivel mostrado el año pasado en el Us Open, pero poco a poco está mostrando mejores sus prestaciones, y parece capaz de hacer buenos resultados en los torneos previos a Nueva York.