Retrasados por las fuertes lluvias y con una gran expectación, saltaban a la pista Nick Kyrgios y Fernando Verdasco, dos de los jugadores más polémicos del circuito. Conocidos en todo el mundo son sus gritos, enfados y demás escenas esperpénticas, que bien podrían estar firmadas por el mismísimo Valle-Inclán.

Capaces de lo mejor y lo peor, ambos jugadores se presumían como los protagonistas de un partido con tintes de combate de boxeo que daría mucho que hablar. Pero, por desgracia, el combate se quedo en poco más que una riña. Los errores fueron una constante en un partido donde el tenis de calidad brilló por su ausencia.

La quimera de los breaks

Con la rápida pista de Montreal como escenario y con dos auténticos pegadores como Kyrgios y Verdasco, era cuanto menos improbable un panorama en el que las roturas de servicio fuesen abundanes y se sucedieran una tras otra.

Pero el tenis nunca deja de sorprendernos, y ya desde el primer juego Hubo hasta 9 breaks en el partidolos break point asomaron en el marcador. Los porcentajes de primer servicio, que apenas superaban el 50% en el primer set, fueron el argumento ideal para una serie de breaks, que, como ganchos de Mayweather, acabaron con el madrileño en la lona. 6-3 era el resultado de un primer set absolutamente loco.

Fernando Verdasco (zimbio.com)

El segundo parcial fue practicamente un calco del primero. Aunque Kyrgios fue capaz de subir su porcentaje de primeros saques, la eficacia de Verdasco al resto anuló la mejor arma del australiano, que con dos breaks concedidos cedió el set por 6-4 y se sentó en el banco con una cara de no entender nada, igual que todos los que contemplaban el partido.

Kyrgios encontró la estabilidad en el tercero

Las dudas con el saque de ambos jugadores convertían a la tercera manga en una lucha a tumba abierta en la que saldría vencedor quien primero encontrase la estabilidad.

Pero el equilibrio en el choque parecía un objetivo inalcanzable para ambos tenistas, que no se caracterizan precisamente por tener una cabeza bien amueblada.

En el tercer juego, comenzó de nuevo el baile y Kyrgios rompió en blanco el saque del madrileño, que para seguir la tradición del partido, quebró en el siguiente turno el servicio de su rival. Y como no hay dos sin tres, el bueno de Nick volvía a neutralizar el saque de Verdasco.

Fue entonces cuando Kyrgios, contra su costumbre, se paró a pensar. Para ganar bastaba con mantener el saque. Recordó que si está donde está es, en gran medida, por su temible servicio, un arma de destrucción masiva capaz de tumbar a Nadal en Wimbledon y a Federer en Madrid.

Desde ese momento de reflexión, el de Canberra solo cedió dos puntos con su saque y cerró el partido en algo más de hora y media por 6-3/4-6/6-4.

Nick Kyrgios (zimbio.com)

Tras esta complicada victoria, Kyrgios se cuela entre los 32 mejores del torneo. Su siguiente rival será el suizo Stan Wawrinka, en teoría favorito, pero que en las primeras rondas suele ser tremendamente imprevisible.