No existe visión más cruel que la de un oasis que finalmente no es tal, cuando se transita por el desierto. Esto le está ocurriendo a Nadal en este 2015, que lleva muchas jornadas sin descansar, sacando fuerzas de flaqueza, buscando ese lugar prolífico en agua y vegetación que le permita salir del desierto y regresar al olimpo del tenis mundial.

Sin embargo, cada vez que el balear parece vislumbrar el verdor de estos oasis en el horizonte, es sacado de su sueño con rudeza. Berdych lo hizo en Australia, Wawrinka en Roma, Djokovic en París y Nishikori lo ha hecho en Montreal. Sin contemplaciones, dejando claro que Nadal no está en disposición de competir con los mejores; algo tan doloroso y cruel como una ilusión óptima desvanecida en el horizonte.

El samurai sometió a su rival

El que avisa no es traidor. Nishikori ya mostró un nivel de juego excelso en Washington, donde se hizo con el título. Tras una temporada repleta de altibajos y lesiones poco importantes pero que cortan el ritmo peligrosamente.

Nadal en Montreal. Foto: atpworldtour

Es un competidor nato, y cuando está bien física y mentalmente, Nishikori parece un jugador inexpugnable, carente de agujeros por los que poder filtrarse en su tenis. Así lo vio Nadal en este encuentro, en el que fue arrollado por un torbellino de tenis.

Nadal no tuvo ninguna opción en el primer set

Kei jugó muy cómodo, dominando los puntos en todo momento. Metido dentro de pista, tomando siempre la iniciativa y repartiendo el juego a su antojo. Nadal corría y corría, sin poder hacer más que devolver bolas blandas y carentes de mordiente. El primer set se resolvió en poco más de media hora, con un Nadal completamente desdibujado que apenas pudo ganar dos juegos.

Nishikori en Montreal. Foto: atpworldtour

Los mejores momentos del español fueron cuando estaba todo perdido

Sacó el coraje que acostumbra Nadal, para intentar intimidar a su rival con el aura competitiva que le acompaña allá donde va. Cuando todo estaba perdido, con 4-1 abajo, el balear jugó mucho más incisivo, lo que pone de manifiesto su flagrante falta de confianza y, por ende, extremo conservadurismo cuando el partido está apretado.

Resolvió el japonés por 6-4, y obtuvo el billete para unas semifinales que se antojan muy atractivas. Murray será su rival, en un encuentro que promete largos e intensos peloteos, entre dos de los jugadores más versátiles del circuito, y que mayor capacidad de recuperación tienen. Nadal continúa en su espiral negativa, incapaz de ganar a los mejores, y habrá de seguir trabajando mentalmente. Es ahí donde surgen los problemas del balear, incapaz de jugar agresivo en partidos importantes.