¿Cómo puede ser que un encuentro que dura más de dos horas se pueda resumir en dos puntos? Eso es lo que hace al tenis un deporte único, y eso es lo que supone la diferencia entre un gran jugador como Dolgopolov, y uno de los mejores de la historia, como Novak Djokovic.

Ni siquiera un inspiradísimo Dolgo pudo derrotar a un Djokovic errático, lento y con una mentalidad mucho menos sólida de lo habitual. Y todo se resume en esos dos puntos, en que el corazón comienza a latir con fuerza, el brazo se encoge y los ojos no ven huecos en la pista. Esto le ocurrió al ucraniano, mientras que Djokovic sacaba su lado más fiero, su semblante de chacal, y disfrutaba del desafío manteniendo la cabeza fría y eligiendo a la perfección qué hacer con cada pelota.

Detalles que separan la gloria del fracaso

Pero antes de ese melodrama, se vivieron instantes de tenis de alto voltaje. Desde el inicio se vio a un Djokovic algo incómodo sobre la pista, acusando las altas temperaturas de Cincinnati y moviéndose con menor fluidez de lo habitual. Ante un Dolgopolov en un mal día, esto ni siquiera hubiera sido notorio, pero cuando el ucraniano está inspirado, resulta un jugador temible.

Extraños golpes, preparación muy corta de los mismos, potencia inusitada, efectos estrambóticos y una casi total imposibilidad de leer sus tiros con antelación. Es un jugador sin esquema de juego, y eso resulta desconcertante para el rival cuando está bien Dolgo, y desastroso para los intereses del ucraniano cuando no está fino.

Djokovic, desorientado ante el juego brillante de Dolgopolov

Acierto total en los puntos de break en ambos jugadores durante el primer set, que se decantó del lado de un Dolgopolov crecido ante el ambiente vibrante que se vivía. Se vaticinaba reacción estelar de Djokovic, pero el serbio no se precipitó. Uno de los momentos clave del encuentro se vivió en el primer juego del segundo set, con un Nole aún tocado mentalmente. Logró salvar dos bolas de break, y eso fueron los cimientos para construir el edificio de la remontada.

Alexander aguantó el tipo, y continuó jugando a un gran nivel, con extrema facilidad para conectar golpes ganadores. Djokovic era atendido por el fisio, miraba inquisitoriamente a su palco pidiendo explicaciones ante lo hecho por Dolgopolov, cuyos espectaculares golpes no parecían ser posibles.

El tiebreak del segundo set fue la condena para el ucraniano

En el octavo juego, Djokovic aprovechó una inexplicable concatenación de errores infantiles de Dolgopolov para hacer el break. Pero más inexplicable aún, resultó el hecho de que Djokovic desperdiciara la oportunidad de sacar para ganar el set, y viera cómo el ucraniano le devolvía el break en blanco. Se encaminó la segunda manga al tiebreak, y ahí se produjo el drama para Dolgopolov.

3-0 arriba, que se convirtió en 3-3. Y, sobre todo, 5-4 arriba con dos saques por delante. Una dejada a destiempo y con un movimiento de cuerpo estrambótico, y un largo peloteo en el que Djokovic se erigió como una muralla, fueron la condena para el ucraniano. El serbio ya no desperdiciaría la opción de adjudicarse la segunda manga, siendo la tercera un mero trámite.

6-2 para culminar, con la sensación de que, a pesar de no estar en un buen momento en lo que a nivel de juego se refiere, Djokovic es muy superior mentalmente a la mayoría de sus rivales. En la final necesitará algo más que eso.