Son muchos los que empiezan, pocos los que alcanzan la gloria y aún menos los que la repiten. Marin Cilic buscará en este Us Open 2015, encontrarse de nuevo a sí mismo, y entrar en el selecto grupo de los que no han muerto ahogados en su propio éxito. Casi un año ha transcurrido desde que Cilic lograra el título en Flushing Meadows, y no ha hecho más que encadenar una sucesión de lesiones, recaídas de las mismas, derrotas decepcionantes y ligeros atisbos del tenis con el que asombró a propios y extraños el año pasado en Nueva York.

No hay punto de retorno. Marin tiene ante sí la posibilidad de volver a ser ese jugador temible que encadenó dos semanas de excelencia, o puede hacer que esas dos semanas sean vistas como un oasis en el desierto, una mera casualidad de un buen jugador que tuvo quince días de inspiración. La respuesta está en su raqueta, en sus piernas y, sobre todo, en su mente.

La más difícil de las reválidas

Con 26 años y asentado en el top10, Cilic tiene ante sí la oportunidad de dirimir qué tipo de jugador será. Su versión anterior al Us Open 2014 era la de un tenista completo y competitivo, habitual en octavos de final de Grand Slam y con capacidad para dar alguna sorpresa puntual.

Su modesto año 2015 puede pasarle factura

Alejado de las pistas un tiempo por un caso de dopaje, Marin volvió más fuerte que nunca y fue afinando su puesta a punto, pero pocos esperaban lo que hizo en el torneo neoyorquino el año pasado. Simon y Berdych sucumbieron al poderío del croata, pero lo más sorprendente fue su inmaculado encuentro ante Roger Federer, sabiendo culminar la machada en la final contra Nishikori.

No se le había visto jugar a ese nivel a Cilic, y no se le ha vuelto a ver. Y es que el año 2015 no ha sido como se podía esperar de un ganador de Grand Slam. Ausente en Australia por molestias físicas, su recuperación ha sido lenta y prolífica en decepcionantes derrotas.

Mónaco en Indian Wells, frente a Estrellas Burgos en Barcelona o Giraldo en Ginebra, el croata no ha sido capaz de competir con los mejores del circuito, siendo John Isner el jugador con mejor ránking al que ha logrado vencer. Esta imposibilidad para derrotar a los mejores, hacen pensar que solo un milagro puede ocasionar la reválida del título para el de Split.

¿Motivación o presión añadida?

Regresar al lugar del crimen es algo habitual entre los protagonistas del mismo, ya sean policías, investigadores o los propios criminales. Marin Cilic vuelve al lugar que cambió para siempre su carrera, al lugar que le hizo entrar en el olimpo del tenis.

El factor mental será clave para determinar si ésto sirve como inspiración al croata o le aleja aún más de su mejor tenis. Verse en el escenario en el que jugó el mejor tenis de su vida, puede darle alas a un Cilic necesitado de confianza, por lo que las primeras rondas serán claves. Si logra superar sin excesivas dificultades la primera semana, Marin puede ser un rival temible, viéndose inspirado ante el ambiente que le vio erigirse imponente sobre los demás hace apenas un año.

Marin Cilic en Washington, 2015. Foto: atpworldtour

Cilic llega justito de confianza y autoestima. La gira estadounidense de pista dura se antojaba vital para ver si el croata recuperaba su mejor nivel, pero el buen rendimiento en Washington no fue más que un espejismo. Perdió ante Nishikori un partido duro, y pareció arrastrar la decepción en Montreal, donde cayó ante Tomic, y en Cincinnati, perdiendo contra Gasquet. El verse imbuido en un maremágnum de prensa buscando sus impresiones, pensar en el tenis desplegado en 2014 y en la imposibilidad de emularlo durante todo un año, pueden bloquear al croata.

El último jugador que, en su intento de revalidar un título, cayó en primera ronda fue Lleyton Hewitt en Wimbledon 2003, siendo Ivo Karlovic su verdugo. Cilic ha de marcarse objetivos, y éste ha de ser el primero: pasar la primera ronda. Si logra no agobiarse mirando la cima de la montaña, podrá ir escalando poco a poco.