Todavía tiene en la cabeza el bueno de Kei Nishikori en esa final del 2014 en el US Open. Tras dos semanas de tenis fantástico. El nipón se deshizo hace justo un año del canadiense Milos Raonic en octavos de final en un partido épico a cinco sets, del suizo Stan Wawrinka en cuartos y del número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic en otro de los mejores partidos en la carrera del joven asiático de solo 25 años.

Cuando lo más difícil parecía que estaba hecho, el japonés se confió en exceso a la hora de afrontar su primera final de Grand Slam y el croata Marin Cilic le ofreció una cura de humildad tremenda a base cañonazos (el balcánico logró 17 aces) y le propinó una dura derrota por un triple 6-3 en una hora y 54 minutos de encuentro. Al asiático le jugaron una mala pasada los nervios por ser el japonés que más lejos llegaba en un “Grande” y tener a todo un país detrás, esperando su victoria.

De aquella derrota ha aprendido el número cuatro del mundo que viene de no participar en el Masters 1000 de Cincinnati para afrontar este US Open en las mejores condiciones posibles.

Un juego peligrosamente agresivo

El tenis del japonés se puede calificar, a bote pronto, de agresivo. Su juego puede ser vistoso, sus golpes ofrecen al público una gran plasticidad pero en ocasiones, y en ciertos momentos del partido, el riesgo que plantea en los puntos, que suelen convertirse en un cara o cruz mortal para el profesional residente en Florida, es excesivo.

Esto conlleva una peligrosidad extrema que se está apreciando en los partidos que Nishikori disputa ante la “Crème de la Crème”, los Novak Djokovic, Andy Murray o Roger Federer, sabedores de que en un intercambio largo, a más de diez golpes, el nipón acabará mandando la bola fuera por su impaciencia a la hora de elaborar el punto y por su exceso de agresividad.

Su exceso de agresividad le lleva a fallar puntos sencillos y a perder encuentros

El saque es otro de los puntos negros que traían de cabeza, sobre todo a su entrenador, el también ex jugador Michael Chang, pero poco a poco, la virulencia y colocación del mismo aumenta y el servicio va adquiriendo, en un jugador que quiere llegar a ser número uno del mundo, la importancia precisa.

A sus 25 años, y con carácter para llegar a lo más alto si él mismo se lo cree, Nishikori tiene que dar un paso en este US Open, a pesar de “los gallitos” y seguir progresando en busca de ser un jugador aún más completo.

Tres torneos que demuestran su calidad pero que saben a poco

Kei acumula en su palmarés un total de 10 torneos, entre los que no hay ningún Masters 1000 ni tampoco, como hemos apuntado unas líneas más arriba, ningún Grand Slam. En la temporada que estamos, el nipón ha conseguido alzarse a base de un tenis de calidad, mucho más limpio y mejorado, con tres campeonatos.

El primero de ellos fue en Memphis, en cemento y bajo techo, en un ATP 250 que le servía al asiático para seguir acumulando puntos en su escalada dentro del ránking ATP. La víctima fue Kevin Anderson que cayó derrotado ante el buen hacer del de Shimane que volvía a repetir título en la ciudad estadounidense por tercera vez.

Nishikori acumula 10 torneos en su palmarés, tres este año (Memphis, Barcelona y Washington)

Tras esta, llegaría la segunda alegría, en esta ocasión en Barcelona (en el Open Banc Sabadell, otro ATP 500) y sobre tierra batida, venciendo al colombiano Santiago Giraldo. El último triunfo ha sido hace apenas unas semanas, en el mes de agosto, y en otro ATP 500, el de Washington derrotando en la final al cañonero John Isner.

Tres torneos en tres ATP 500 que demuestran la calidad de un tenista que crece año a año y que llegará a conquistar algún Masters 1000 o incluso algún Grand Slam si continúa con su progresión y si los Djokovic, Murray o Federer bajan un poco el pistón.

Irregular en los Grand Slam

Los nervios siempre le han jugado una mala pasada al de Shimane sobre todo en las grandes citas o cuando se ve como cabeza de serie de un torneo. Los especialistas en lo que al deporte de la raqueta se refiere aseguran que en los campeonatos en los que él es el cabeza de serie son en los que menos dinero habría que apostar por Nishikori en las casas de apuestas y la verdad es que no van mal encaminados.

Con la derrota aún reciente (del año pasado) anteriormente citada precisamente en el US Open y ante un tenista como Marin Cilic, que por aquel entonces ocupaba el puesto número 16 del mundo, se cumple la premisa de que en las grandes citas, el japonés se viene abajo y la inseguridad y los nervios se apoderan de su juego.

Quitando ese lunes, 8 de septiembre de 2014, en el que el actual cuatro del mundo alcanzó la final en el US Open, sus actuaciones en Grand Slam han sido bastante decepcionantes, sumando unos cuartos de final en el Open de Australia y Roland Garros y una tercera ronda en Wimbledon.

Solo por detrás de los tres fantásticos en el ránking ATP

Veremos qué Kei Nishikori nos encontramos en el último Grand Slam del año porque a unas horas del arranque del abierto norteamericano su actuación es toda una incógnita, acostumbrado a hacer lo mejor y lo peor en torneos de quince días como este.

El nipón es cuarto en el ránking ATP con 6205 puntos

Irregularidad al margen, lo cierto es que el asiático es actualmente el mejor tenista de los que juegan en “la otra liga” dentro del ránking ATP con 6205 puntos, solamente superado por Novak Djokovic (14865), Roger Federer (9065) y Andy Murray (8840), por delante de otros tenistas con calidad como Stan Wawrinka (5710) o Tomas Berdych (5230).

El japonés debe dar un paso adelante en este torneo, dejar atrás su papel de incógnita y convertirse en una realidad, madura, que pueda competir de tú a tú contra los tres mejores tenistas del mundo.