La historia se repite una y otra vez, y no por ello deja de captar la atención de los aficionados. Da la sensación de que Serena juega con sus rivales, como si fuera esa prima mayor que desea hacer divertirse a sus pequeños primos, dándoles ventaja para, al final, ganarles cuando todo parecía perdido, dándoles una lección de vida y haciendo que sigan motivados.

Resulta frívolo pensar que Serena sale a pista con estas intenciones, pero da la sensación de que la estadounidense se motiva mucho más cuando los partidos derivan por esos derroteros. Ha de ser desesperante para sus rivales, que ven cómo cuando están rozando con los dedos su objetivo, un zarpazo de la bestia les aleja indefectiblemente.

Bertens impecable al saque y Williams encorajinada

La holandesa salió dispuesta a plantar cara a Williams. Desde el primer momento se la vió muy concentrada al servicio, basando su juego en el mismo y construyendo sus jugadas de una manera muy incisiva, sin reparos para subir a la red, algo que hizo hasta en siete ocasiones.

Break arriba y 4-0 en tiebreak tuvo Bertens

La menor de las Williams lo intentaba todo pero no estaba lo acertada que se podía esperar. Es un motor diésel esta jugadora, a la que le cuesta entrar en el partido. Sin embargo, cuando Bertens podía materializar su ventaja de un break de ventaja en set, surgió de nuevo la Serena incomensurable, que acelerando sus piernas, sus golpes y, sobre todo, incrementando sus gestos y gritos intimidatorios, igualó el marcador. Pero ahí no quedaría la cosa. Bertens no estaba dispuesta a rendirse a la primera y siguió planteando batalla.

Tanto que en el tiebreak gozó de una ventaja importante, como es 4-0, pero de nuevo Serena se puso el mono de trabajo. Un parcial de 7-1 condenó a la holandesa, que veía cómo el público se rendía a su jugadora.

Más desequilibrado estuvo el segundo parcial, en el que Bertens aprovechó la única bola de break de la que dispuso, pero pronto Serena neutralizó sus últimas energías. La estadounidense jugó a un gran nivel, y se erigió en una montaña demasiado alta para la meritoria holandesa, que a pesar de estar lejos de su mejor momento, puso de manifiesto lo buena jugadora que es.

Serena tendrá que afrontar un duelo fratricida en tercera ronda, ante la siempre competitiva Mattek-Sands. Ya quedan dos partidos menos para alcanzar la gloria, pero Serena no se podrá permitir a partir de ahora, el lujo de salir a la pista despistada y condescendiente.