30 de agosto de 2012. Andy Roddick acaba de vencer a Rhyne Williams en primera ronda del US Open. Los rumores de una posible retirada del otrora número 1 del mundo circulan como la pólvora desde hace meses sin que el de Nebraska los confirme ni los desmienta. Es el 30 cumpleaños de Andy, y en su rueda de prensa, da la noticia con aplomo y elegancia:

"He decidido que este va a ser mi último torneo como profesional. Supe durante todo el año que cuando estuviera aquí lo sabría, y lo he sabido. No sé si estoy lo suficientemente sano para continuar un año más o no, pero cuando fui eliminado en Wimbledon, me di cuenta que era el momento. Quiero tener la oportunidad de decir adiós en mi casa"

Con discrección, elegancia y saber estar. Así manejó su retirada un Andy Roddick cuyo comportamiento siempre fue el de todo un caballero. En su etapa juvenil fue un tenista de sangre caliente, amante de ruidosas celebraciones, pero supo madurar, tanto sobre la pista como lejos de ella, y se convirtió en un ejemplo de tenacidad, constancia y pasión por el tenis.

Andy Roddick en rueda de prensa anunciando su retirada. Foto: usopen

Porque no es más que eso lo que movió a Andy durante toda su vida. Eso que nunca cambia, a lo que no se puede renunciar. Se puede cambiar de coche, de casa, de amistades, de novia, incluso de familia. Pero las pasiones siempre perduran, y Andy Roddick fue, es y será un apasionado del tenis.

La historia de un luchador

Puede resultar extraño saber que Andy Roddick se retirara a los 30 años, y más en una época como la actual, en la que se están viendo treinteañeros jugando a un gran nivel. Pero el estadounidense llevaba muchos partidos a sus espaldas, y diversas lesiones que fueron mermando su rendimiento.

La vida de Andy siempre estuvo muy ligada al deporte. Amante del béisbol y asiduo jugador de baloncesto, su hermano John parecía predestinado a tener un gran futuro en el tenis profesional. Es por ello por lo que, con tan solo cuatro años, la familia Roddick se desplazó a Boca Ratón, donde se emplaza uno de los centros de entrenamiento de tenis más famosos del mundo. Sin embargo, no fue su hermano John quien triunfó, sino el menor de la saga.

Roddick es reconocido como uno de los mejores sacadores de la historia

Andy era un chico muy despierto y vital, incapaz de permanecer quieto durante mucho tiempo. Con un ritmo frenético de piernas y un saque único, pronto se dieron cuenta los entrenadores de que tendría futuro. De la mano de Tark Benhabiles, Andy fue puliendo su juego y triunfando en categoría junior hasta dar el salto al profesionalismo en 1999.

Andy Roddick sacando. Foto: atpworldtour

El mayor éxito de su carrera llegó con una gran precocidad; con tan solo 22 años, Andy ganó el que sería su único título de Grand Slam, lo hizo en la final ante el nuevo y flamante número 1 del mundo: Juan Carlos Ferrero. Profeta en su tierra, pronto Roddick fue elevado a la categoría de semidios por los estadounidenses, que veían en él a una nueva figura histórica. Con una gran derecha, un revés aseado y uno de los servicios más curiosos de la historia del tenis, A-Rod, como fue apodado popularmente, se erigía en un tenista con un gran potencial, que llegó a ser pulido por el afamado entrenador Brad Gilbert.

Allá donde nueve años antes había reinado, Andy decidió despedirse. Quiso cerrar el círculo, tras un gran número de vivencias y una carrera marcada por los éxitos pero también, por la cercanía de los mismos. Y es que Roddick se topó con la mejor generación histórica del tenis, encabezada por Roger Federer, quien le llegó a vencer en tres finales de Wimbledon (2004, 2005 y 2009).

Andy Roddick en US Open 2003. Foto: usopen

Del Potro hizo de verdugo

Andy fue siempre un hombre honesto, y tenía claro que solo jugaría mientras se sintiera realmente competitivo. Lejos de prolongar su carrera hasta límites insospechados y penar por las pistas reclamando wildcards, Roddick quiso que en su adiós fuera recordado como un jugador que se despidió del tenis con la cabeza alta.

Andy llegó al US Open como número 20 del mundo, y si bien es cierto que su tenis había bajado enteros, ese mismo año se proclamó campeón en Eastbourne y en Atlanta. Sin embargo, los achaques físicos y el peligro de no ser competitivo, hicieron a Roddick tomar su decisión en el mes de julio, después de caer derrotado ante David Ferrer en el All England Tenis Club, por un resultado de 2-6 7-6 6-4 6-3.

Roddick despidiéndose de Wimbledon. Foto: gettyimages

Una vez anunciara su retirada tras la victoria en primera ronda ante Rhyne Williams, el mundo del tenis se rindió a sus pies. Respetado y admirado por público y compañeros de profesión, Andy aún se veía con opciones de hacer algo grande, lo que le hizo encarar su último torneo con el sueño de morir matando. Así lo hizo con un imberbe Bernard Tomic, al que dio una lección de tenis en segunda ronda, venciéndole por 6-4 6-3 6-0, y con Fabio Fognini, con el que se desató un apasionante duelo que acabó con victoria para el de Nebraska por 7-5 7-6 (1) 4-6 6-4.

Nunca había perdido en octavos de final de US Open hasta 2012

Y llegó el día. El 5 de septiembre de 2012 se programó el encuentro entre Juan Martín Del Potro y Andy Roddick en sesión nocturna de la Arthur Ashe. La expectación era máxima. Una grada repleta de jubilososo aficionados que no dudaron en vitorear desde el inicio a su jugador.

Juan Martín llegaba como número 7 del mundo, con la vitola de haber sido ya campeón de Grand Slam, precisamente en Nueva York hacía tan solo dos años, y en un momento cumbre de su carrera. Del Potro era ya un consumado verdugo de viejas glorias, al ganar a Marat Safin en el último encuentro del ruso como profesional, algo que se produjo en el Masters 1000 de París-Bercy de 2009. El encuentro se antojaba complicado, pero Roddick no se dio por vencido en ningún momento.

Roddick jugó un gran encuentro y tuvo serias opciones de victoria

La primera manga transcurrió con una igualdad absoluta y ambos jugadores muy sólidos al servicio. El tiebreak fue inevitable, y en él, Roddick mostró una determinación absoluta, atacando la pelota con su derecha y cerrando varios puntos en la red. Del Potro lucía impotente ante el despliegue tenístico del de Nebraska, que cerró la muerte súbita de la primera manga con un contundente resultado de 7-1.

El partido se le escapó en el tiebreak del segundo set

La Arthur Ashe vibraba al son de los golpes de ambos tenistas, y el segundo parcial siguió por los derroteros de la máxima igualdad. De nuevo se llegó a un tiebreak que se antojaba clave en el devenir del partido. Andy no estaba en una forma física boyante, por lo que si el partido se alargaba tenía las de perder. Resultaba clave para el norteamericano tomar una ventaja de dos sets, y en ello se afanó durante el juego decisivo. Sin embargo, el argentino tomó ventaja de un minibreak muy pronto, y con 4-3 en favor del tandilense se produjeron los puntos clave.

Erró una sencilla volea Roddick, y a continuación, se mostró inseguro con su revés y mandó la bola contra la red con un timorato golpe cortado. El argentino no desaprovecharía la ventaja y se hizo con el segundo set. A partir de ahí Roddick caminó con viento en contra; Del Potro jugó con mucha confianza, y el nivel al servicio del estadounidense bajó muchos enteros. Llegaron los breaks en favor del argentino, que sentenció el encuentro en cuatro mangas.

Cerraría el partido con un juego en blanco el argentino, en el que se vio a un Roddick muy emocionado. No pudo contener las lágrimas el de Nebraska al término del partido, ante una grada repleta que rendía pleitesía a una leyenda de este deporte. Roddick declaró al término del partido que "desde que era un niño he venido a este torneo, y me siento muy contento de despedirme aquí, viendo las últimas rondas como un aficionad más".

Entre lágrimas, Roddick agradecía el apoyo de los aficionados durante todos estos años, declarando que "sé que a veces no ha sido fácil, pero realmente les aprecio y les quiero con todo mi corazón; sin vosotros no hubiera sido posible nada de lo que he logrado. Espero poder volver a este lugar y verles de nuevo."

Una despedida elegante ante un homenaje más que merecido

Así colgó la raqueta Andy Roddick. Generoso con los demás, honesto consigo mismo y con el tenis, y elegante con sus rivales. Un hombre que supo aceptar el cambio de rol que vivió su carrera deportiva, y que cada vez que cayó, volvió a levantarse con aún más fuerza e ilusión. Quizá no sea el jugador que más títulos cosechó, pero sí uno de esos hombres que dejaron su huella en el mundo del tenis, y que permanecerán en la retina de los grandes aficionados por su capacidad de lucha y entrega en cada momento.

Andy Roddick en US Open 2012. Foto: usopen

Andy, en la actualidad, disfruta de la vida alejado de las pistas; aficionado a todos los deportes, ha hecho escarceos como comentarista de tenis para la televisión. No dudó en crear una fundación que lleva su nombre, y apoya a niños con necesidades sociales, brindándoles la oportunidad de ir al colegio o la universidad, además de integrarlos socialmente a través del deporte, y muy especialmente del tenis. Cuenta con el apoyo de celebridades como Elton John o Donna Summers, y la implicación del jugador estadounidense es muy notable.

Ya hace tres años que el jugador estadounidense dijera adiós, pero su recuerdo permanece muy vivo entre los aficionados. Andy Roddick. Algo más que un gran jugador de tenis.