Una historia de película. Dos hermanos defendiendo a una nación. Cualquier guionista de Hollywood se prestaría encantado a dar forma a este relato, y mucho más cuando tras cuatro horas de dura batalla, los dos hombres que se criaron juntos en Dunblane (Escocia), levantaban los brazos al cielo, gritaban en señal de victoria y se daban un abrazo que unía a lo que otrora fue un imperio.

Gran Bretaña asistió a un espectáculo de enormes magnitudes en el Emirates Stadium de Glasgow, con dos escoceses venciendo a una leyenda del tenis, como Lleyton Hewitt, y a un buen actor secundario como es Sam Groth. Los que fueron héroes en la eliminatoria ante Kazajstán, no han podido vencer a la familia Murray.

Igualdad máxima y partido decidido por detalles

La tensión se palpaba en el ambiente. Ambos equipos saben de la inexpugnabilidad de Andy en partidos individuales, pero también de la flaqueza del otro contendiente británico en singles. Así, el punto del dobles se antojaba decisivo. Con muchísimos nervios comenzaron el encuentro los cuatro jugadores, pero la experiencia de Lleyton y el buen servicio de Groth les permitieron levantar cinco bolas de break y aprovechar una de las dos que tuvieron. Primer set en un abrir y cerrar de ojos para los aussies.

Andy ejerció de líder y tiró del carro en cuanto a lo emocional de un Jamie mucho más preparado tácticamente, pero falto de la experiencia y el aura ganadora para afrontar estos eventos. Ganaron el segundo parcial sin conceder ni una sola bola de rotura, y en el tercero se vivieron momentos de gran tenis e igualdad sobre la pista, en el que el juego de Andy desde el fondo de pista permitió romper el servicio en dos ocasiones a los británicos, y ganar 6-3.

Ya con viento a favor en el encuentro, los hermanos se relajaron un poco, y eso es imperdonable ante dos jugadores como Hewitt y Groth. Lleyton se motivó y soltó sus típicos "come on", que vaticinaban una épica batalla. Así ocurrió, cuando tras romperse mutuamenete el servicio en dos ocasiones, el encuentro se fue a un tiebreak en el que los australianos fueron mejores.

Murray puede acusar el cansancio físico y emocional en el cuarto partido de la eliminatoria

Quinto set y estado de pánico en la grada. Hewitt estaba en su salsa, más que acostumbrado a estas situaciones, lo que hacía temer el crecimiento exponencial del equipo aussie. Se temía por cómo se podía manejar Jamie, pero reaccionó con aplomo, secundando a la perfección a un Andy encorajinado. Tras mucho dimes y diretes, los Murray se adjudicaron 6-4 el último parcial, poniendo pie y medio en la final de Copa Davis. Todo depende ahora de Andy, que tendrá que derrotar a Bernard Tomic.