Suele decirse que en un partido de tenis se reúnen tantas emociones pueden experimentarse en toda una vida. Una afirmación que adquiere especial sentido con partidos como el que han disputado Bautista y Gabasvhili en los octavos de final del torneo de San Petersburgo. Alegría, tristeza, desesperación, esperanza, valentía, temor...todo ello pudieron presenciarlos unos desconsolados aficionados rusos, que vieron cómo su jugador tiraba por la borda en un minuto, lo que le había costado sangre, sudor y lágrimas (en sentido metafórico).

Ganar siempre es lo más importante, pero las señales que ha emitido Bautista no han sido positivas. Siendo el claro favorito para alzarse con la victoria, desaprovechó ventajas, estuvo a merced del rival y sólo el ránking y lo que ello supone en momentos tensos, le salvaron de la quema. Roberto tuvo el enorme mérito de no desconcentrarse a pesar de su mal juego, y confiar siempre en la victoria.

El partido fue una montaña rusa

No iba a ser un partido fácil. Gabasvhili es el 57 del ránking ATP, peor llegaba con confianza tras haber alcanzado las 100 victorias en su carrera profesional. Jugador polivalente y con golpes muy potentes, que podía crecerse con su público. Bautista salió concienciado de ello, e hizo un primer set espléndido.

Se vio al Bautista de 2014; seguro de sí mismo, sabiendo elegir en cada momento qué golpe ejecutar, y tomando la iniciativa siempre que podía. Los errores se sucedían del lado de Gabasvhili, que no aguantaba el ritmo de bola del español. En el sexto juego del partido, el castellonense rompió el saque, y tuvo claras opciones para volver a hacerlo, pero acabó cerrando el marcador por 6-3.

Parecía un encuentro dominado, y mucho más cuando en los primeros compases del partido, Roberto rompía de nuevo el servicio del ruso afincado en España. Sin embargo, Bautista bajó drásticamente las prestaciones con su servicio y comenzó a meterse en problemas. Teimuraz cogió confianza y jugó mucho más incisivo, logrando equilibrar el marcador. Con 5-5 Bautista tuvo opciones de romper, pero no sólo no lo consiguió, sino que en el siguiente juego cometió errores infantiles que le condenaron a irse al tercero y definitivo.

Teimuraz Gabashili en 2015. Foto: atpworldtour

Ambos jugaron mucho mejor cuando iban por detrás en el marcador

La montaña rusa estaba en marcha. Gabasvhili se relajó muchísimo y entregó su servicio en el primer juego del tercer set. El ruso parecía empeñado en subir a la red, donde se le vio muy perdido. Llegó a ponerse 2-0 el español, pero entró en un bucle de errores no forzados que permitieron al ruso ponerse con ventaja. Inconmensurable al servicio, Gabasvhili se situó con 5-3 y 40-0 al servicio. Y ahí aparecieron los fantasmas.

El ruso se dio cuenta de lo que ocurría. Estaba a punto de cosechar una de las victorias más importantes de su carrera, y lo haría ante su público. Bautista se mantuvo firme al otro lado de pista, como dando por hecho que ese no era el final del partido. Y no lo fue. Vuelta de tortilla al juego, y mazazo en la moral del ruso. Cuatro juegos consecutivos para Bautista que cerraba un encuentro realmente extraño. Ya está en cuartos de final, donde se medirá a Lucas Pouille, y contra el que habrá de jugar mucho mejor de lo que lo ha hecho hoy si quiere estar en semifinales.