En una clase o un grupo de amigos, siempre hay uno que ejerce el papel de gracioso y travieso, provocando las chanzas en unos y el malestar en otros. Cuando ese personaje no sabe medir sus bromas, puede generar más desasosiego y enfado que ninguna sensación positiva, y ese papel parece el desempeñado por Kyrgios.

El australiano sigue siendo más protagonista por sus excentricidades que por su juego, y en Tokio se reencontraba con un "viejo amigo", al que no le hacen ninguna gracia sus chistes. El duelo que mantuvieron Albert Ramos y Nick Kyrgios en el torneo de Estoril, acabó en polémica por declaraciones del español en las que criticaba la actitud chulesca e inmadura del australiano. Unos meses más tarde, se volvían a ver las caras y la historia no ha cambiado.

Talento y chulería a partes iguales 

Son dos jugadores totalmente opuestos, tanto en estilo de juego como en forma de ser sobre la pista. La sobriedad y solidez en pista del español choca frontalmente con Nick Kyrgios, que se afana en hacer sentir al rival que sus aciertos son casuales y sus errores normales. Ramos no se dejó amedrentar e hizo su tenis, además con mucho acierto.

En el primer set remó mucho el español para llegar al tiebreak, salvando tres bolas de break, y mostrándose muy seguro al servicio. En la muerte súbita dominó muy bien la situación, escogiendo en cada momento qué golpe ejecutar, y favoreciendo el carrusel de errores del australiano.

Kyrgios se mostraba indignado ante la posibilidad de haber perdido un set, y daba muestra de su incomprensión en cada punto que perdía. Ha de ser muy complejo para el rival ver gesticular continuamente al australiano. Ramos intentó mantener la concentración, pero sus prestaciones al servicio bajaron mucho y esto ocasionó que Kyrgios obtuviera ventaja.

Kyrgios restó con gran intensidad en el tramo final de partido

El encuentro se fue al tercer y definitivo set. Continuaba presionando al resto el australiano, siendo un martirio para un Ramos que a duras penas lograba sacar adelante sus juegos al servicio. Hubo un intercambio de roturas de saque pero finalmente fue Kyrgios el que se llevó el premio de la victoria. Desesperación para el catalán al ver cómo se le volvía a escapar el partido entre las yemas de los dedos, y regocijo de Kyrgios que intentará eliminar a Bautista en la siguiente ronda.