Estar entre las cinco mejores jugadoras del mundo es un éxito inalcanzable para la mayoría de tenistas que compiten en el circuito femenino. Pese al amplio abanico de jugadoras capaces de imponerse en cada torneo, sólo la regularidad permite mantenerse en la zona alta del ránking WTA, por lo que la dificultad de tal logro es elevada. Una de estas tenistas que cada vez se muestra más regular sobre la pista es Garbiñe Muguruza, que ha irrumpido esta temporada en el escenario tenístico y, tras la final del pasado WTA de Wuhan, logró ascender hasta el quinto puesto de la clasificación mundial.

En el camino del circuito femenino hacia Singapur, Pekín es parada obligatoria para la mayoría de jugadoras por la magnitud del torneo, considerado Premier Mandatory. Sólo cuatro torneos anuales pertenecen a esta categoría, que es la más importante tras los Grand Slam y las WTA Finals. En la capital china también se encuentra la tenista hispano-venezolana, que tras un cómodo debut ante Irina Falconi se enfrentó en octavos de final a la croata Mirjana Lucic-Baroni, una jugadora competitiva y con un estilo de juego similar al de la tenista nacida en Venezuela.

Desconexión total

El partido comenzó de la forma más inesperada posible. La tenista croata consiguió un 'break' en su primer juego al resto y estableció un contundente 3-0 de inicio. Sin embargo, lo peor para Muguruza no fue el marcador en contra, sino las sensaciones experimentadas sobre la pista, pues ni se desplazaba con velocidad y no conseguía imponer su ritmo de juego, pues sus potentes golpes siempre solían marcharse lejos de los límites de la pista.

Muguruza acabó desquiciada el primer set

Garbiñe reaccionó tímidamente y consiguió su primer juego del partido en su segundo turno de servicio, pero fue un oasis en el desierto tenístico de la española en la primera manga. Lucic-Baroni sumó otros tres juegos y cerró el primer parcial por 6-1, provocando un terrible enfado en la jugadora española, que destrozó la raqueta sobre la pista y, tras terminar la primera manga, solicitó la ayuda de su entrenador, que bajó a dar algunos consejos a Muguruza.

Tímida reacción

En este punto del partido, la trayectoria del mismo sólo podía seguir dos caminos: una derrota contundente de Garbiñe Muguruza o una reacción de la número 5 del mundo. Afortunadamente para los intereses de la tenista española, sucedió lo segundo, si bien se produjo con algunos matices. 'Garbi' no consiguió ni siquiera acercarse a su mejor versión tenística, pero su rival comenzó a cometer más errores, por lo que la tendencia del encuentro cambió de manera rotunda.

Lucic-Baroni comenzó a cometer más errores

Apoyada en su siempre fiable derecha y en una mayor movilidad desde el fondo de la pista, Muguruza fue creciendo y consiguió restañar las heridas causadas en el primer set a base de concentración y solidez mental, por lo que la tenista hispano-venezolana sólo cedió dos juegos en esta segunda manga, consiguiendo romper en dos ocasiones el servicio de la tenista balcánica, cerrando el segundo parcial por 6-2.

Mayor solidez

En el tercer set, la tendencia creciente de Garbiñe Muguruza fue aumentando con el paso de los juegos, y el tenis de la española se acercó a una buena versión, lo que provocó un resultado similar al de la segunda manga. Así, y tras ceder un único juego, la número cinco mundial consiguió la victoria tras imponerse en el segundo set por 6-1, celebrando felizmente su 22º cumpleaños.

La felicidad de Garbiñe Muguruza no se limitó a la victoria en el WTA China Open, pues además consiguió certificar el pase a las WTA Finals de Singapur. Tras liberarse de esa presión de alcanzar su billete para Singapur y después de haber atravesado un difícil comienzo de partido, la hispano-venezolana alcanzó los cuartos de final del torneo chino, donde se enfrentará a la estadounidense Bethanie Mattek-Sands.