Se esperaba un 2015 en el que Lara rompiera el cascarón; en el que su tenis fluyera libre cual manantial de agua de montaña, pero eso solo se ha visto en la modalidad de dobles. Arruabarrena no ha jugado con la confianza necesaria y la potencia esperada, y ha de conformarse con mantener su condición de top100 en el ránking WTA.

La temporada es larga y complicada, y mucho más si se combina con el circuito de dobles, donde los logros de la vasca son destacables. En Hong Kong disputa Lara su último evento de la temporada, con la ilusión de acabar con la cabeza bien alta y las mejores sensaciones, esperando que el 2016 depare más alegrías.

Solidez al servicio de la victoria

No era un partido sencillo ni mucho menos. Irina Falconi es la 65 del ránking, 19 puestos por delante de la española. Sin embargo, Lara afrontó el que podía ser su último encuentro en 2015, como si fuera el primero. Moviéndose bien de piernas y dominando con su polivalente tenis.

Mucho mejor de lo habitual al servicio, Arruabarrena supo reaccionar con maestría al break que encajó, y aprovechando dos de las tres opciones de rotura de las que dispuso, se adjudicó el primer parcial por 6-4. Falconi intentó reaccionar y siguió compitiendo bien.

El encuentro estaba muy igualado y se definiría por detalles. Con la confianza que da verse con el marcador a favor, la española supo gestionar los nervios a la perfección, jugando mucho mejor en los puntos clave. De nuevo break de Falconi y dos roturas para la española, que levantaba los brazos al viento con una sonrisa de oreja a oreja. No tiene mal cuadro Arruabarrena, que jugando sin ningún tipo de presión, puede continuar avanzando rondas. Gavrilova se erige en la futura rival de la donostiarra.