No es una victoria más. Para una jugadora imbuida en una severa crisis de confianza en sí misma, ganar a una jugadora como Cibulkova, que ha sido capaz de derrotar este año a tenistas del nivel de Ivanovic, Azarenka, Safarova o Pennetta, es todo un logro. Hace apenas dos semanas cayó derrotada contra la eslovaca, pero se ha tomado su revancha en Moscú.

Se está jugando mucho la española, y no solo en términos numéricos. Necesita ganar el torneo para acabar el año entre las ocho mejores y acudir a Singapur a las WTA Tour Finals, pero mucho más importante que eso es volver a sentirse una jugadora de nivel, volver a creer en su tenis. Esta victoria puede ayudar mucho a ello.

Superior en momentos cumbre

Carla salvó cuatro bolas de break en el primer parcial

Se esperaba que el encuentro fuera duro, y lo fue. Desde el primer instante se vio un tremendo duelo entre dos jugadoras aguerridas y que no basan su juego en el saque. Cibulkova metió muchos primeros saques en el primer parcial, pero no logró imponer su juego. Perdió dos veces el servicio, ante una Carla que supo levantar cuatro bolas de break en contra, y hacerse con la primera manga por 6-4.

El encuentro continuó por los mismos derroteros durante el segundo set, con una igualdad máxima y un juego realmente variado por parte de ambas. Peloteos largos e intensos, dejadas, golpes cortados, liftados, planos. Toda una amalgama de golpes y, sobre todo, de carácter. Tras un intercambios de roturas de saque, Carla tomó ventaja y llegó a situarse con 5-3 arriba en el marcador. Pero Cibulkova reaccionó y obligó a la española a dejar atrás sus miedos y reconducir la situación.

7-5 para finalizar un encuentro que puede relanzar a la canaria, y darle la confianza necesaria para cerrar el año con un buen torneo. Ya está en cuartos de final, y se enfrentará a la ganadora del partido entre Irina-Camelia Begu y Kasatkina. La rumana parte como favorita, y sería el antepenúltimo escollo de Carla hacia la gloria.