Aún con la decepción latente que supone perder una final ante tu público, Roberto Bautista se presentó en París con la intención de dar continuidad a las buenas sensaciones que atesora en los últimos torneos, habiendo sido finalista en San Petersburgo y Valencia. Finalizará el año entre los 30 mejores, aunque sin trofeos en sus vitrinas.

Pero Bautista no se conforma. No acude a París como mero comparsa sino que desea culminar el año ganando partidos. Y lo empezó haciendo ante un jugador con gran potencial pero falto de espíritu ganador, como es Pierre-Hugues Herbert.

Reacción de campeón

Salió algo frío el castellonense a pista, falto de motivación y frescura en las piernas. Con cierta displicencia afrontó los primeros compases del encuentro un Roberto que no generó ni una sola pelota de break, y cedió su saque en la única que tuvo en francés.

La clave estuvo en los compases iniciales del segundo set

Herbert se creció ante el apoyo de la grada y su eficiencia en momentos importantes, y ofreció las mejores dosis de su tenis durante la primera mitad del segundo set. Bautista se agarró a la pista y salvó tres bolas de break, dando la puntilla definitiva en el octavo juego, cuando quebró el saque al galo.

Se sacudió la presión y la tristeza que traía de Valencia el castellonés, y se afanó en ganar este partido. Ya sabía lo que era imponerse a Herbert en este 2015, lo que le dio una clara ventaja en el tercer set, donde el galo se arrugó y no pudo mantener la intensidad de la que hizo gala en los dos primeros sets.

Bautista intentará dar la campanada ante un Jo-Wilfred Tsonga en franca mejoría durante las últimas semanas, aunque ya sin opciones para clasificarse para la Copa de Maestros, puede acusar cierta indiferencia. El público local intentará que no sea así.