Ilusión desbordante es lo que derrocha un jugador que ha estado a las duras y a las maduras con el equipo británico, y por ello recibe el inmenso premio de estar entre los cuatro contendientes que pueden hacer historia para Gran Bretaña. Las islas no ganan el torneo desde 1936, y para lograrlo no solo se requieren arquitectos, sino también peones. Inglot es uno de ellos, capaz de amoldarse a todo tipo de situaciones sin rechistar, y siempre dispuesto a aportar su granito de arena.

Especialista en dobles con papel secundario

El número 23 del mundo en el ranking de dobles jugaría dicho punto en prácticamente cualquier país del mundo. Sin embargo, la influencia que ostenta Andy Murray imposibilita a Inglot ser de la partida. Andy está decidido a coronarse como el salvador, y jugará el punto del dobles con su hermano Jamie salvo sorpresa de última hora.

En todo caso, el tenis es caprichoso y nadie está exento de lesiones o de que Andy esté mucho tiempo en pista el primer día de competición y requiera de descanso. Dominic Inglot estará dispuesto a saltar a pista. Es un hombre de equipo, que no escatima en apoyar desde el banquillo, ser un sparring idóneo y jugar cuando se requiere de sus servicios. Se requirieron en la primera eliminatoria de este año, contra Estados Unidos, para jugar contra los hermanos Bryan. Inglot y Jamie Murray estuvieron a un paso de dar la campanada, cayendo en el quinto set por 9-7.

 

Suplente de garantías y con una actitud siempre constructiva

Fue convocado en el resto de eliminatorias, pero tanto contra Francia como contra Australia, los hermanos Murray protagonizaron el punto del dobles. Inglot se quedó en el banquillo sin esbozar ni un solo mal gesto, animando emocionado a sus compatriotas. Esta actitud bien le ha valido el reconocimiento de todo su país, y la convocatoria para la final. Su recorrido en la Copa Davis es corto y poco triunfador, ya que la otra eliminatoria que disputó fue en 2014, también con Estados Unidos curiosamente, cosechando otra derrota contra los Bryan, esta vez en cuatro mangas y haciendo pareja con Fleming.

Año en busca de su pareja ideal

Comenzó la temporada jugando con el rumano Florian Mergea, con el que cosechó buenos resultados, llegando a dos finales, aunque perdieron ambas, como fueron Auckland y Montpellier. Llegó la hierba y con ella el patriótico intento de hacer pareja con alguno de los hermanos Murray, lo cual no salió del todo bien y tuvo que disputar Wimbledon con un Roger-Vasselin con el que no se entendió bien.

Posteriormente se asoció con el sueco Robert Lindstedt, con el que ha cosechado los mejores resultados. Parecen entenderse muy bien sobre la pista, y el hecho de haberse coronado campeones en Winston-Salem y haber hecho semifinales en el US Open, Basilea y París-Bercy, así lo atestigua.

En definitiva, Inglot acude muy bien rodado de partidos, con la confianza de haber cuajado buenos torneos en el tramo final de temporada y la motivación de ayudar a su equipo sea cual sea su cometido. Un suplente discreto que nunca restará, sino que en todo momento aportará cosas positivas, ya sea dentro o fuera de la pista.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.